Tiene pinta la Navidad de echar por tierra lo poco que hayamos avanzado en la contención de esta pandemia. Lo de erradicarla corre a cuenta de la ciencia, pero no valdrá nada ese milagro si nos entregamos alegremente al devaneo y a la jarana. De eso tenemos apetencia siempre, hay deseo de sobra de diversión. Se nos requiere mesura y sentido de la responsabilidad con insistente frecuencia sin que esa llamada al orden sea escuchada con el rigor requerido y creamos que podremos saltarnos las sugerencias y hacer lo acostumbrado en estas señaladas fiestas. Se me ocurre que la picaresca, tan de aquí, gana adeptos en estos tiempos difíciles. Nos acogemos a ella con probada comodidad. Es antigua y tiene predicamento, pero basta leer con atención la estadística de las bajas o de los contagiados para echar freno y dar la porción de sacrificio que cada uno pueda. No es sólo la Navidad lo que está en juego, ojalá fuese eso únicamente. Por lo demás, seguimos a la espera. Ese es el oficio impuesto. Que vaya bien el día.
9.12.20
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1 comentario:
Buenas tardes. Coincido plenamente con lo que expone. No es solo la Navidad que en realidad es una fiesta intima y religiosa ,nada que ver con nuestros festejos habituales , sino "los permisos que nos vamos tomando" sin tener en cuenta que la pandemia no se fue...que la gente se muere a diario...que los hospitales están casi ya sin recursos de tantos infectados. En mi ciudad que el 1 de diciembre "abrió sus puertas a los turistas" la gente mayoritariamente olvido la pandemia y paradójicamente los medios de difusión que pasaban las noticias del COVID todo el tiempo ya casi ni hablan del tema.. Es casualidad? Aquí se esta "veraneando " como si nada, y la verdad siento que es una falta de respeto y de empatía total. Saludos y que sea una muy buena tarde
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