2.8.18

Un día de playa



La playa fue un invento de los aristócratas, pero luego la ocuparon los pobres. El sol es el prototipo poético de la justicia divina. Un espeto vale a poco más de siete euros. Sale a euro la sardina. El pan no cuenta. El capitalismo patrocina las sombrillas. Los niños no saldrían jamás del agua. Llevo un rato mirando el horizonte, no sabría decir cuánto. Hay un momento en que lo comprendes todo, pero te distrae el vigor de una ola y pierdes lo entendido. Eliot lo dejó escrito: tuvimos la experiencia, pero perdimos el significado. Echaba de menos esa hora inglesa en la que los paseos marítimos son un vértigo de adolescentes y el olor a coppertone descansa en la luz como un pájaro en el alambre. Días de malta y lúpulo y la pereza justa para no sentir el peso dulce de las toallas al hombro, ni las bolsas, ni las sillas. Días felices de azul limpio. Me he traído dos libros: los Pensamientos de Pascal y uno de cuentos de Edgar Allan Poe, gótico de fantasmas, acantilados reventones de leyendas y cuervos que hablan no matrimonian con la arena entre los dedos de los pies, pero yo me apaño bien con estas fracturas de la lógica. Los dos de Alianza, en su colección de bolsillo. A pesar de todo, no he leído. Nada. Está la tarde aristocrática, pero hoy estamos aquí todos los pobres del mundo. Pobres en algo que el mar surte. Desde aquí oigo el azul primordial con el que echó andar el mundo. Luego levantaron edificios enormes. Pusieron los espetos a siete euros. Ponen una bandeja de pan y un par de cubiertos. El espeto se come con los dedos. El pan es prescindible. Una mujer muy embarazada no se quiere meter en el mar. Hay medusas. Han venido a la caída de la tarde. Un ejército. Son la salvación de los juegos de los niños. Uno ha venido con una bolsa en la que tiene una medusa. Parece una criatura de un cuento de Lovecraft. Es hermosa, aún así. Está todo pensado. La playa es un parque temático gratuito. El mar es una ola que no descansa. El rumor cuando rompen en la orilla es una canción pop. El olor a mar es mayor que el mismo mar. Mi iPhone tiene un tres por ciento de batería. Ya no se ven muchos Calipos de fresa. Un padre hace un agujero enorme delante mía. El hijo no le está haciendo aprecio. En pocas horas no quedará nadie, algunos pescadores. No volveré a leer en la playa. Escribiré. Haré un poema épico. No tendrá título. Ninguno valdría. El título distrae del contenido.

1 comentario:

Recomenzar dijo...

No le pongas palabras al momento saca la foto para vivirlo y despues quédate contento

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