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224/365 Bruce Chatwin
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3 comentarios:
Han sido los propios entendidos en Góngora quienes durante mucho tiempo se encargaron en estigmatizar su figura, tildando su literatura de obtusa y grave, mientras que Quevedo se presentaba ante la opinión pública como un persnaje sagaz, irónico y campechano, más a ras del pueblo.
Mentiras de la moda literaria, del papel cuché académico. Releyendo a Góngora a uno se le torna quevediano. Un cachondo, agudo observador de una época chunga, como la que ahora nos toca relatar.
Gracias por recordarme a don Luis.
A por Córdoba 2016.
El único acto patriótico que he fomentado en mis clases ha sido la memorización del Soneto a Córdoba de don Luis y la subsiguiente peregrinación gyinkanística (por descubrimiento) al lugar de la ciudad donde figura su inscripción petroglífica:
¡Oh! excelso Emilio
Para retorcer el idioma al modo gongorino hay que ser un cachondo. Hay que ser un pervertido semántico, Ramón. A por ello. Oe. Oe. Oe.
Buena actividad. Ojalá hubiese tenido yo un maestro como usted. No lo tuve hasta muy tarde. Oh dilecto mentor Miguel.
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