4.6.11

Una adicción

Esta es una de mis adicciones. Leí que su ingesta alivia el asma, pero mi tos de perro no flaquea ni se reduce. Me comen los pólenes, me devastan el pecho, me rajan la voz. Lo de mi amor por esta sencilla cartografía química viene de antiguo. No hay día en que no me la administre ni noche que su abuso me haya robado una brizna de sueño. Al igual que el tabaco, del que no dependo pero al que suelo acudir de cuando en cuando, engolosinado como cuando compraba mi cajetilla diaria, lo relaciono con los bares, con la poesía de Baudelaire, con el cine de Howard Hawks o con las estaciones de tren a la espera de que alguno me lleve al idílico norte de la canción de Sabina. Por supuesto que el norte, al menos ése, no tenía nada que ver con los puntos cardinales. Hoy me he sentido reconfortado por una dosis generosa en la hora en que quizá no haya nada mejor que meterse en el cuerpo. El mío está acostumbrado a mis vicios. Esta adicción la soporta estoicamente. No me ha lanzado ninguna llamada de auxilio. Voy a servirme otra taza antes de que se me pase el efecto psicoactivo de la última.

4 comentarios:

Ramón Besonías dijo...

Hay vicios inocuos, indoloros, placebos, comodines del alma, que nos salvan de ser arrastrados por el tiempo.

Otros, vestidos de sirena, nos esclavizan, nos convierten en holandeses errantes, zombies, despojos de quien fuimos.

Juan Alfonso Brenes dijo...

Vicios de esos tengo yo un cien.
Otros más dolorosos no los cuento.
Gracias por la confesión. Compartida confesión, señor Calvo.
Buen sábado en su blog.

Anónimo dijo...

Yo de eso también me meto lo que puedo. Y encima es asequible y no lo ha prohibido el gobierno, que no para de prohibir cosas.
No te sientas mal, compañero.
Estoy contigo.

Julia Perea

Anónimo dijo...

Noble esparcimiento la ingesta de la cafeína.
Cafés habremos tomado miles como para saber qué efectos produce.
En mí no existe la euforia y no me quita el sueño como a otros. A ti, dices, tampoco.
Lo que me gusta del café es la conversación que produce.
También lo hace el tabaco aunque reconozco
estar totalmente de acuerdo con las leyes que lo restrigen en bares por ejemplo...
Voy a servirme una taza bien oscura de cafeína, que son horas.
Gracias por escribir.

BB

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