Si haces click en el banner de la cara de Góngora se descargarán en tu disco duro virtual los sonetos con un archivo descomprimible de pocos megas en donde eminentes catedráticos, escogidos entre cientos de eminentes catedráticos, explicarán al pueblo desleído las virtudes del poeta cordobés con un lenguaje asequible, ameno, memorizable incluso caso de que el usuario oposite y Góngora, el cabronazo qué retorcido era, se plante y no deje entrar en su boscoso artefacto de símbolos y de retruécanos. Si eres uno de los primeros cien en picar el banner entras en el sorteo de un móvil de última generación con pantalla de cuatro pulgadas, 3G, wi-fi, mp3 y cámara de 8 millones de megapíxels capaz de registrar video a 720. Si no formas parte del pueblo desleído y estás ya metido en la tralla gongorina, pica el banner con la palabra Barroco y descarga más pdfs de los que podrás leer en dos vidas. Si eres un experto en Góngora y deseas una información de más calado intelectual, ingresa tu correo electrónico en el formulario detallado debajo de este texto y no olvides escribir todos los dígitos de tu tarjeta de crédito cuando se te solicite. No olvides dar un voto a la candidatura de Córdoba 2016 en el logo alojado a la derecha de la cabecera de esta página.
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3 comentarios:
Han sido los propios entendidos en Góngora quienes durante mucho tiempo se encargaron en estigmatizar su figura, tildando su literatura de obtusa y grave, mientras que Quevedo se presentaba ante la opinión pública como un persnaje sagaz, irónico y campechano, más a ras del pueblo.
Mentiras de la moda literaria, del papel cuché académico. Releyendo a Góngora a uno se le torna quevediano. Un cachondo, agudo observador de una época chunga, como la que ahora nos toca relatar.
Gracias por recordarme a don Luis.
A por Córdoba 2016.
El único acto patriótico que he fomentado en mis clases ha sido la memorización del Soneto a Córdoba de don Luis y la subsiguiente peregrinación gyinkanística (por descubrimiento) al lugar de la ciudad donde figura su inscripción petroglífica:
¡Oh! excelso Emilio
Para retorcer el idioma al modo gongorino hay que ser un cachondo. Hay que ser un pervertido semántico, Ramón. A por ello. Oe. Oe. Oe.
Buena actividad. Ojalá hubiese tenido yo un maestro como usted. No lo tuve hasta muy tarde. Oh dilecto mentor Miguel.
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