Cuando uno ha aprendido a deslindar autor y persona la lectura es un acto limpio al que no contamina la experiencia previa, el rumor, el bagaje biográfico. Tal vez debiéramos entrar así en la cultura: desprendidos de toda contaminación mediática, ajenos a cualquier información que pueda afectar al hecho singular de la lectura. Llega un momento en que se acepta que ese reto no se puede franquear con facilidad. Ahí abdica y lee con absoluto desparpajo, con fruición pura, pero manejando las etiquetas que bucean bajo la superficie del texto. Por eso me encanta curiosear librerías y comprar material cuyo autor me sea un completo extraño. Lo hago también en música. Me cuesta mucho en cine. Alguien con más profundidad y perspicacia psicológica que yo podría contarme qué tipo de usuario soy y hacia dónde camina mi perfil intelectual, caso de que dentro de mi cabeza ronrronee algún tipo de brizna de intelecto que pueda servir para el experimento.
Hubiera dado algo bueno, algo de verdad querido, por haber asistido a la presentación de algún libro de Charles Bukowski. Y esto contradice por entero todo lo expuesto en el párrafo anterior. Sólo hay que ver la fotografía y contemplar el espectáculo vibrante de bourbon, nicotina, genio y destrucción moral. De este mejunje puede salir un texto perfecto o, al menos, uno lo suficientemente bueno como para cambiarnos un poco la vida. La literatura, al cabo, pretende eso: procurarnos historias con las que distraernos. Nada más busque el amable lector en los casuales libros que le caigan entre manos. Una distracción, un ameno (y ya es bastante) pasar el tiempo mientras nos vamos gastando.
10 comentarios:
No siempre la biografía del autor contamina, al menos negativamente, el espíritu del lector y condiciona una lectura libre. Es posible que incluso lo mitifique con su aura beatífica o maldita e incluso sea necesaria para una lectura más mineral (mena y ganga mezcladas)e intensa de la obra o la complemente necesariamente. No obstante, la realidad poliédrica de la lectura y la predisposición de cada lector nos ofrecerán mil ángulos de análisis y efectos caleidoscópicos tan diversos, que nos perderíamos en un laberinto de interpretaciones. Hay lecturas iniciáticas,reveladoras, limpias y otras que inevitablemente no se pueden disociar de la personalidad ni de la peripecia vital del autor. No debe preocuparnos, amigo Emilio -creo yo- la trascendencia de este hecho en el devenir de nuestro "perfil intelectual".
Sigamos leyendo de todas las maneras posibles, eso sí. Y recuerda que "distraer" significa etimológicamente algo así como "arrastrar a alguien en los diferentes sentidos de una situación, dedicación, labor..."
Un abrazo, mon ami
Gran post amigo y además otra felíz coincidencia.¿Me cree? Si no es así,le invito:
http://fmaesteban.blogspot.com/2009/10/hank-el-ultimo-escritor-maldito.html
Un fuerte abrazo.
No estoy de acuerdo. Es muy difícil deslindar como dices al autor de su obra. Si leo a un prosista checo del que no sé nada, pues vale, tiro hacia adelante, me dejo llevar por la prosa del checo, pero si es Umbral es otra cosa o si es Sánchez Dragó. Pregunto: ¿es `posible leer a Dragó sin tener presente al Dragó público, al de las lolitas y el de las salidas de tono políticas? ¿Se puede leer a Borges y no pensar en lo incorrecto de su pensar político, aqunque fuese un grandísimo escritor' Yo al menos no sé. Lo intento. Sé que debe hacerse, pero no alcanzo a comprender las razones de esos lectores a prueba de autores. Un saludo.
Me estoy aficionando a su página, y a entrar en estos comentarios.
Bañolas
Un libro es siempre otro libro a cada ocasión en que lo abrimos. Es de Borges. Somos el río de Heráclito, somos el infinito río que cambia a cada golpe de agua. No bajamos dos veces a las aguas del mismo río. En ese plan, Miguel. Del autor interesa la palabra. Quien lea, por ejemplo, un poema tuyo en tu blog o un texto mío no tienen que saber quiénes somos, qué hicimos anoche o dónde están en este momento nuestras ilusiones, si a mano o si perdidas, en una lejanía. Por eso la lectura es un mundo abierto como pocos. Podemos ir más allá y fugarnos a la biografía del que escribe (de eso hablo en el post que preparo justo ahora mismo) o prescindir de ese material frívolo (lo es) y sólo fijar nuestra atención a lo contado. Es difícil, no obstante. Cómo leer a Sánchez Dragó, escribe en un comentario de más abajo Bañolas, sin saber que es Sánchez Dragó. O a Borges. Son buenos ejemplos, Miguel. Hay que leer. De cualquier manera. Todas las lecturas son aceptables. Cualquier forma de lectura es una buena forma de lectura si cumple el apremiante primer mandato: ser decodificada, convertida en experiencia personal. A partir de ahí, a volar, pajarillos, a volar...
Nos vemos un sábado de éstos, si te place, en Córdoba, echando un café o lo que encarte.
Gran Hank fue Hank.Uno de sus mejores libros fue su historia, él mismo fue uno de sus mejores argumentos. Afortunada o desgraciadamente trascendió el Bukowski bebedor disciplinado. Disciplinado, digo. Hay que exhibir una disciplina para caer y luego remontar y escribir en todas esas circunstancias. Las adversas, las favorables. Saludos, amigo. Esta noche, más tranquilo, leo su post.
Bañolas, verá que he usado su comentario. Muy certero. Agradecido por dejarse caer por este rincón... Regrese cuando desee.
Importa leer, ya está. Todo lo demás es literatura, dijo alguien.
Y aquí, en general, hay mucha. Tómese al pie exacto - literario - de la letra.
Amén.
No conozco a Bukowski.
No lo he leído, pero lo subsanaré en breve. Prosa, poemas, ensayo? Ni idea, vamos. No es coña: lo que aprendes en estos blogs. No te lo tomes a broma, como si estuviera siendo sarcástico o irónico o algo de ese modo, es que la verdad es que entro en este blog y en los que lo visitan (Machuca me tiene fascinado) y de verdad que gano en tantas cosas.
Rafa
Hubo una etapa en que fui un lector voraz de Bukowski, aunque hace tiempo que no lo leo. Es de los pocos que me ha hecho reír. Había un cuento que se titulaba algo así como Animales hasta en la sopa que me hacía carcajearme a mandíbula batiente. Otros cuentos eran ácidos y tristes. Había vida en su relatos. Mis alumnos de hace unas generaciones formaron casi un club bukowskiano. Era un autor del cual hablaba en petit comité. Hay un placer inenarrable en la autodestrucción mal que les pese a los clérigos de sacristía que ahora lo dominan todo. El vértigo del alcoholismo puede ser desolador pero hay también una vía iluminativa en ello. Se bebe hasta dejar de sentir, se busca ese momento de anulación del ego. Tiene su precio, claro está. No es un panorama rosa. Bukowski pudo regalarnos muchos relatos traídos desde la otra orilla. Hoy los clérigos hacen mohínes y nos recomiendan buenos hábitos morales y saludables. Que les den morcilla. Viva Bukowski. Eso es vida en estado puro y ellos son pura patochada. Ir y volver del otro lado tiene mérito sobre todo si uno es un escritor brillante, como lo era él.
Me quedo con el Bukowski persona. No he leído nada suyo realmente literario. Literario como literario es Eliot pongo por caso. Sé que no tragarán las mentes libres. Un saludo.
Pin
Antonio, sí es verdad eso que dices, que lo que importa es leer y lo demás... literatura. Bien trabado. La biografía es una parte. Considerándola, hasta cambia el texto.
No es cosa de tomarte a broma. Agradecerte lo que comentas, las visitas a este rincón de asuntos propios, extendidos, a veces. Machuca fascina a cualquiera que lea sus comentarios o entre (hazlo, supongo que lo haces) en su Tiempo ganado... Ganamos nosotros.
Nunca leí vorazmente a Bukowski pero sí recuerdo algunas muy entusiastas conversaciones de bar alrededor de su prosa o de su figura. Uno es a veces lo que se enseña y Hank enseñó un personaje y luego escribió, alrededor del personaje, una obra. Se confundían a veces ambos. La literatura etílica tiene para escribir toneladas de hojas. El don de la ebriedad, Joselu.
No sé qué es una mente libre. Ninguna, en cierto modo, lo es, Pin. Las supuestamente libres no harán nada con lo que piensas. Si son libres. Eliot es más escritor que Bukowski? No tengo ni idea. Son diferentes formas de entender la realidad. Incluso la vida. Un abrazo.
Bukowski me llena por completo. Más el personaje que el escritor, al que adoro. Romper y si es posible, quebrar, tal era su política vital. No hay tiempo para besos, pues son mentira. Follar y besar, la única verdad palpable.
Una vez le preguntaron quién era el mejor escritor que había leído. Contestó que Knut Hamsun, el noruego que ganó el Nobel de literatura y que luego fue enterrado en vida, tras su nada disumulado apoyo a los nazis. Hamsun suponía la provocación que haría taparse las orejas a las mentes límpias. Justo lo que él nunca quiso ser.
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