Hemos ido al supermercado esta tarde a comprar leche, galletas, lejía, pan, cerveza roja, servilletas y merluza para la cena. Al volver, un perro se ha cruzado en la carretera. Al atropellarlo, dijiste: "No querrás que tenga apetito esta noche. Me daré una ducha y me acostaré a leer un poco". Por la mañana he visto un papel sobre la mesa de la cocina. "He vuelto a ver al perro muerto. Le he hablado de ti. Le he dicho que tampoco has cenado".
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