13.9.20

Un templo


Algo sucede a lo que no sé dar asiento.
Unos perros a lo lejos conversan sin que se sepa
el desorden que les arrima a la discusión.
La noche está ocupando la blanda extensión del día.
La urgencia de la luz se obstina en desocupar su oficio.
Esa hendidura dulce con la que el cuerpo se vacía.

Unos grillos rivalizan con la música caótica de los ladridos.
La iglesia al final del camino invita a que busque a Dios.
De pronto lo escucho con torpe claridad.
Me hace creer en la incertidumbre generosa de mi espíritu.
Casi brama ahí adentro, pero distingo
en el ruido que incesantemente produce
grillos y perros.

Ahí vamos a ciegas los dos.
Y el tiempo discurre con pasmosa certeza
Y no sabe uno nunca a qué atenerse.
Si a la memoria disponible o al yermo  caudal del porvenir.

(Iglesia de Los Remedios, Villafranca de Córdoba)

1 comentario:

eli mendez dijo...

A veces necesitamos buscar y encontrar a Dios dentro de nosotros mismos...en el Templo o en cualquier lugar para serenar nuestras inquietudes, preguntas sin respuestas y confrontar algunas de las que creemos "nuestras certezas"... Un bellisimo poema... Saludos y muy buena semana

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