Le decía hoy a una amiga que a veces tenemos cosas que no sabemos en donde guardar y otras en las que tenemos un buen lugar en donde guardar cosas que no tenemos. Lo que sé del mundo me hace pensar que se venden los envoltorios con más entusiasmo y mejor marketing que lo propiamente envuelto. Cuenta más tener dónde echar las cosas que las cosas en sí. Es el imperio de los discos duros. Importa poco o nada que luego no sepamos con qué llenarlos. De hecho los llenamos con lo que no necesitamos. Los negocios funcionan siguiendo esta premisa de modo escrupuloso. Hay que vender sin que tenga mucho sentido la razón por la que se está vendiendo. Dicho de reversa manera_ se compra sin entender el motivo, se gasta sin mirar las razones. Podemos llevar este argumento a cualquier parcela de la vida que tenemos alrededor. Se me ocurre Escocia. Se me ocurre Cataluña. En los balcones de algunos ayuntamientos vascos han colgado banderas escocesas. Por hacer ver a quien pase lo cerca que están las dos naciones o por engalanar el consistorio con el símbolo que resume las aspiraciones de sus inquilinos. Porque, en esencia, nos gusta la mudanza. Amamos todo lo que nos saque de la rutina. Da igual que movamos en casa los muebles de sitio o que nos rasuremos al cero o nos dejemos crecer la barba intrépidamente. Lo que trasciende en nuestro sentir de adentro es que el continente es otro. Pero ah el contenido. ¿Qué podemos decir del contenido? De eso no se habla. Solo de la ropa con la que nos vestimos, del techo que nos cubre, del tamaño del cajón en el que guardamos nuestros objetos queridos. Y en ocasiones solo deseamos eso, que el cajón sea grande, que no tenga fondo. Por si un día el azar nos bendice y tenemos la posibilidad de llenarlo. Luego ya sabremos cómo usar todo lo que arrumbamos ahí. Habrá tiempo de considerar el uso de lo que el cajón custodia. Yo mismo ando en la idea de comprarme otro disco duro. Los hay de 3 teras. La de cosas que caben en tres teras. No sé si banderas...De momento el asunto escocés se ha saldado con un me quedo como estoy, me gusta mi sitio.
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3 comentarios:
Me imagino que al final te lo habrás comprado. Es lo mejor. Yo tengo tres discos duros y uno es multimedia, y no paro de echarles cosas, que luego no veo, como dices. Me satura la cabeza saber que tengo cien películas, o doscientas, volcadas en el discos duro, y !que no tengo tiempo para verlas!, pero sigo descargando como un poseso, por placer de tenerlas, por si... un día las veo. Somos ingenuos. Muy bueno el artículo, como siempre. Te leo con mucho placer, Emilio. Que tengas un buen viernes.
Alberto Castro
Escocia es un disco duro, dices. Pues me lo quedo.
Yo, que vengo de familia de comerciantes, de tienda de ultramarinos, coincido contigo: para entender la esencia hay que llegar hasta la trastienda. Los escaparates mienten más de de debido. Un abrazo
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