Uno entiende las debilidades ajenas a sabiendas de que a veces no se comprenden enteramente las propias. Por eso no sé escribir reseñas discográficas. Al final siempre terminan en una declaración de amor o de odio o en un arrebato más o menos lírico en donde se suceden, a modo de pequeñas muescas sentimentales, las impresiones relevantes y también las que no lo son en absoluto. He escrito en este blog sobre R.E.M. las veces suficientes como para que no se precise una reseña más, pero cuesta substraerse de un disco póstumo, sin que concursen cadáveres en el adjetivo, y no dejar caer la idea de que lo he escuchado entero un par de veces y he disfrutado como siempre de las piezas antológicas de toda la vida. Treinta años son muchos y en esa extensa discografía caben las piezas redondas, lo sublime (It's the end of the world as we know it, The one I love, Losing my religion, Everybody hurts, Radio Free Europe, Nightswimming...) y los bodrios indefendibles que, por amor a la banda, por delicadeza testimonial, he pensado no ofrecer por aquí. Lo que no admite mi devoción es la ausencia de Drive, una canción mayúscula entre las canciones mayúsculas no únicamente de R.E.M. sino de los noventa. El oyente novicio, el que descubrió a la banda de Athens en Collapse into now, advertirá, a poco que se involucre en la historia, que existen dos R.E.M. y que Out of time fue el trampolín con la gogó desnuda en la fiesta de los sábados. Tener Best of the IRS years o In time puede evitar el gasto de este doble ejercicio de mercadofilia y de nostalgia. Tener todos los discos, incluso algunos prescindibles, es el verdadero acto de amor ahora que no están. Son una debilidad, una de las más preciadas. Además hay tres piezas inéditas. Ninguna remarcable, pero eso entra también en el capítulo de las flaquezas.
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3 comentarios:
Con REM me pasa algo curioso, hay canciones que me encantan y otras que me desagradan muchísimo. Supongo que son como todos, con nuestros claro-oscuros.
Un saludo
A ti y al lucero del alba, Antonia. Las buenas, las sublimes, que las hay, compensan. Los claroscuros de los genios, imagino. Un saludo. Hace tiempo tiempo que no te veía por aquí, gracias por dejarte caer...
REM. Amo a REM. No entro en discusiones sobre canciones malas. El hecho de que haya canciones malas es porque las buenas son jodidamente perfectas y dejan a las relativamente peores en un mal lugar. Solo eso.
Buena reflexión la suya, Emilio. Excepcional diría yo.
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