(Miguel Brieva)
Tengan ustedes una noche antológica, una noche sublime, una a salvo de la pesadumbre, una con colmo de júbilo, una festiva hasta el desmayo, una que no deseen que acabe, pero no caigan en el error de olvidar el mañana gris, el día con todas sus luces, el año que entra con su vértigo y con su fiebre. Hoy, no obstante, desfóndense. Sean felices sin otro dios que les guíe.
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3 comentarios:
con un par de huevos...
feliz cogorza...
rafa
Comencemos este nuevo año en plan trotskista: la felicidad es un invento comercial. Quizá hace unas decadas, antes de la Segunda Guerra Mundial, fuera simplemente una emoción, un subidón de armonía vital y buen rollo, pero hoy es un placebo publicitario. Se me ocurre que comencemos el año reivindicando la tristeza y el desasosiego como amigos íntimos de la felicidad (precapitalista). La amargura de la lucidez como única compensación de quien desea ser feliz sin mediación del merchandising. Amen, Emilio.
Bien, Rafa, un diez en el examen.
Ramón, el post que sigue a este es casi tuyo.
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