Obama flirtea con Europa. En el simulacro galante recurre a la lisonja y se deja olisquear por las primeras damas de sus cómplices en rango. A diferencia de Mariano Rajoy se le nota suelto en el discurso, vehemente. Nuestros políticos carecen de vehemencia. Obama tiene a Sean Penn y a Susan Sarandon en la barbacoa del viernes en la Casa Blanca y ahí es donde registra los gestos y modula a antojo esa voz de actor de Broadway que el destino encalló en la política. Por lo demás Obama ha venido a la rancia y aristocrática Europa a financiar la resaca del Estado del Bienestar y a contarnos cómo los americanos van a devolver la confianza en el alma humana y cómo el G-20, ese conglomerado de mesías democráticos, engolados de sí mismos y completamente a salvo de la combustión de la fama, va a limpiar la imagen de los EEUU como inductor plenipotenciario de esta pandemia económica que empezó el 11 de Septiembre de aquel año infausto de aviones reventando cristales y ejércitos buscando la paz duradera en la arena de Irak, que quema todavía en la palma de la mano de los muertos.
Obama hace cuentas y le salen los números de la redención cósmica porque tiene un séquito de resucitadores entre el eje francoalemán y la gran muralla china o porque la mismísima reina madre de los hijos de la pérfida Albion ha reído sus gracietas en esos protocolos de alfombra carísima que los telediarios colocan de frontispicio de todos los muertos que vienen detrás como un cáncer. La mujer del ruso Medvedev dice estar orgullosa de su marido y del resto de maridos de todas las otras grandes damas que la oyen en el Royal Opera House de Londres. El problema no es tanto qué decir, que se pueden decir muchas cosas y de hecho se dicen: el asunto capital en estos hospitales del miedo es dónde decirlo y entonces es incontestable la impecable prestancia de la Casa de la Ópera Real o los jardínes victorianos en donde James Ivory se siente lírico y se siente como el grandísimo retratista que es. A lo mejor no habla mucho la mujer de Berlusconi, pero está el hombre Berlusconi para compensar ese déficit semántico de su señora. Y los que hablan hasta por las banderas quemadas son los antisistema, que han visto cómo su convocatoria ha sido silenciada por el sex-appeal de Obama, que ha subido esta noche a un púlpito y ha enseñado al mundo la poética del encantamiento, la imponente mecánica de su discurso inmarcesible. Los hombres y las mujeres a las que azota la crisis podrán ver a Obama como una especie de salvador salido del fondo de catálogo de la Universal o de la MGM, pero los que han ennegrecido el dinero y lo han escondido en miles de sótanos y en otros tantos paraísos fiscales están aterrados por la pericia mediática de este agraciado de la fotogenia que ha venido a Europa a flirtear con la cultura bimilenaria y con la familia real inglesa, que asiste estupefactísima a este baile de máscaras sin música en que se ha convertido la sociedad del capitalismo. Ellos vengan y ellos nos lo arreglen.
2 comentarios:
Así como lo escribes lo que parece es un circo lo que ha venido a Europa pero hay algo de circo en esto de los politicos y sobre todo, los politicos maden in usa que se creen magos y vienen aqui a hacer trucos de magia. Ellos lo hicieron y ellos lo arreglan. Jejejeje.
Es que es un circo al que le han cambiado algunos números. Se creen magos y sacan de la chisteras medidas, paquetes de medidas, dicen ellos. Yo nunca entendí ese lenguaje. Es verdad que han venido a arreglar el entuerto. No lo van a hacer. Se hará solo, dice un amigo mío. Peor puede ir ???
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