Refiere un joven Ernesto Sábato en Uno y el universo, librito de hondura literaria menor y prosa imberbe todavía, que "el doctor Lightfoot, vicerrector de la Universidad de Cambridge, mediante un cuidadoso estudio del Génesis, encontró que el hombre fue creado el 23 de Octubre de 4.004 a.C. a las nueve de la mañana".
No añade, no por falta de rigor histórico o relajada recopilación de fuentes sino por una mera incontingencia de orden temporal, que a renglón seguido de que el hombre pusiera su peludo pie en la tierra, nacieron la mujer, el pecado y el lince ibérico o euroasiático. No existía la Conferencia Episcopal ni ningún Santo Padre viajaba por la primitiva Pangea condenando a los infieles, pidiendo equilibrio espiritual, contención lúbrica y amplitud de miras místicas. Luego la estadística de linces amenazó el sueño de los progres. Cosas del márketing celestial.
2 comentarios:
¡Me parto con tu ironía! Genial.
Besos.
Batallamos (modestamente) con humor. Ese arma es válida en estos tiempos de zozobra. Besos para ti. Grandes.
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