4.12.19
Un árbol con el tiempo dentro
A lo lejos se oyen pasar coches, pero entre ellos y el árbol el silencio lo barre todo, hace suyo el paisaje, entrevisto detrás. Esa propiedad es errática, no se compromete, ni permanece; se ofrece con esa música nocturna perdida ahora en la distancia (cito sin tino a Kavafis) para quien mira y aprecia una brizna de aflicción en su corazón y sabe que no volverá nunca a ver el árbol (ese árbol, no otro, aunque sea el mismo el que se yerga enfrente suya, ahora cito a Heráclito o a Borges) ni escuchará el mismo eco lejano de coches yendo y viniendo por la apartada autovía. No habrá árbol nuevamente ni eco ocupado en distraer el silencio que impregna la oscuridad recién caída. Hay una luz ajena y lúcida también en esa lejanía. Es la vida pulsando las cuerdas secretas del tiempo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Comparecencia de la gracia
Por mero ejercicio inútil tañe el aire el don de la sombra, cincela un eco en el tumulto de la sangre. Crees no dar con qué talar el aire ...
-
A elegir, si hubiera que tomar uno, mi color sería el rojo, no habría manera de explicar por qué se descartó el azul o el negro o el r...
-
Con suerte habré muerto cuando el formato digital reemplace al tradicional de forma absoluta. Si en otros asuntos la tecnología abre caminos...
-
Celebrar la filosofía es festejar la propia vida y el gozo de cuestionarnos su existencia o gozo el de pensar los porqués que la sustenta...
No hay comentarios:
Publicar un comentario