2.6.16
un hombre en la oscuridad
hoy he visto al hombre del saco, al gran hombre de las pesadillas de los niños, al jefe de los atormentados y de los crédulos, he visto la luz tambalearse en la sombra, he visto el verdadero rostro del tiempo, estaba esculpido en un rostro baladí, en uno sin atributos remarcables, incluso en uno neutro, de una atonía ejemplar, pero era posible ir más adentro, penetrar en lo que registraba el ojo y pasearse por el origen del universo, por el mismísimo big bang, con su pedo cósmico, con su gran arcada plenipotenciaria, cuando el dios rudimentario, el caprichoso, contempló el vacío y lo contempló otra vez y decidió crear a oscar wilde y a las aves palmípedas, porque ahí estaba ya todo pensado, es imposible que yo no estuviera previsto cuando se produjo el chasquido fundacional, no es posible que dios no supiese ya todo lo que vendría después, supiese del hueso trascendental con el que los hombres primeros descubrieron el arma fundacional, supiese las palabras que le dijo Julio César a Bruto, supiese de los crímenes de Whitechapel, supiese de los indignados tomando las plazas de las ciudades, miradme recorrer la oscuridad absoluta, buscando la luz, no hemos dejado de buscarla, da igual que esté lejos, no importa que la luz sea un veneno y nos abrase su dulzor en la boca, no habrá palabras que podamos decir, ni gestos que hacer, no habrá un poeta que sepa contar la trama celeste, ninguno que sirva de modelo, ni siquiera todos los poetas del mundo, puestos boca abajo, zarandeados, abiertas sus cabezas, derramada toda la sangre que circula por sus cuerpos, podrán afinar lo suficiente como para bosquejar un principio y avanzar, a tientas si hace falta, por la senda intuida, la de las baldosas amarillas y la de los cráteres, la de la verdad infame y la de las mentiras maravillosas, hoy he visto al hombre del saco, al gran hombre de las palabras trágicas, porque no había otra cosa que una tragedia en las palabras que iba diciendo, una tragedia antiquísima, quizá no ha habido otra cosa sino tragedia, y el hombre de hoy ha venido a contarnos el episodio cercano, el que nuestras pobres cabezas pueden entender, la mía entiende lo justo y lo entiende de un modo precario, he visto cabezas que parecen entenderlo todo, ves la cabeza y entonces comprendes que ahí dentro está dios, dios gramatical, dios seminal, el gran dios de los discursos del panteísmo y de la revolución industrial, el dios de san juan de la cruz y de janis joplin, ay, hombre terrible, qué nos has contado, qué bonita paradoja la tuya, la nuestra, en el fondo, bien mirado, bien pensado, mirar y pensar juntamente, somos la misma paradójica cosa, sí, estamos hechos de la misma oscura sustancia, somos el que lee y el que escribe, el catón y el libertino, llevamos dentro la semilla del bien y la del mal, llevamos dentro al mismo incómodo inquilino, un bicho cabrón, señor, eso anda ahí, está la noche echándose encima y crosby, still, nash and young me cuentan historias rurales, ninguna que yo no conozca, la sustancia repartiéndose por el mundo, llegando a todos los rincones, dios mío, dios mío, dios más mío que de nadie, qué delirio, qué vértigo, qué fiebre, al gran hombre de la luz le diré, si lo veo otra vez, que me instruya y me guíe, que me aleccione o que me conforte, hace falta alivio, una mano en la espalda, un abrazo sincero, uno largo, a mí me gustan los abrazos, a mí me gustan los besos, no hay día en que no piense si ha habido algún abrazo, si alguien me besó o si yo, llevado por mi afecto limpio, he besado a alguien, si besáramos más, ay, el mundo giraría mejor, hay que darle al beso la importancia que merece, porque besamos sin entender lo que hacemos, se besa sin comprender el alcance de ese gesto, a ver si hay camino de vuelta y no estoy descarriado del todo, si hay todavía posibilidad de que me atraviese la inocencia, no hay día en que no la busque, pero está el big bang y están los coches de choque en la línea primera del poema, está mi amor de los quince años con sus pezones violentando la tela del bañador azul, está el libro que me hizo amar a todos los demás libros, en la literatura está el origen del bien y del mal, la historia del hombre está registrado en los libros, anoche me dormí con uno de paul auster, trata de alguien que fabula, adoro fabular, me parece que no hay oficio más entretenido, ninguno que lo iguale en eso, en entretenimiento, la literatura entera es una voluntad firme por no aburrir, por hacer que el tiempo no transcurra como suele o que la realidad no fluya como suele
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