2.4.15

Agradecimientos

Está bien cumplir años. Es mejor que no hacerlo. Incluso está bien que no haya festejos y que no se soplen velas ni haya una canción a la que sigan unos aplausos y un montón de besos. Los años son un ingrediente de la trama, pero la acortan o la alargan, aplazan sus virtudes o las acercan. Nunca es una mala trama. La otra opción es la insoportable: la de que no haya fechas que consignar, la de no sentir que el tiempo transcurre y nos hace más sabios o más hostiles, más pacientes o más coléricos. Todo entra en lo razonable, no hay ninguna emoción a la que no podemos acudir. De cumplir años agrada la idea de que hay quien lo festeja. Uno lo celebra siempre en menor grado que los demás. Los que lo aprecian o lo quieren a uno le hacen ver que estamos bien en el mundo y de que se nos considera y se nos tiene en cuenta. No es poco. Hay días en los que ninguna de esas confidencias, aireadas en un cumpleaños, en un mensaje en un frío muro de facebook, en una barra de bar con los amigos, en casa mientras desayunas o en el también frío espacio de una llamada telefónica, nos satisfacen. Días en los que todo es gris o todo tiende al gris. Serán buenos esos tonos de gris si luego deparan el esplendor del azul o la luminosa lujuria del rojo. Días grises, días azules, días rojos. Lo de ayer, lo de sentir tantísima gente a mano, cercana en la distancia o en la cercanía, me hizo sentir bien. Ha habido años en los que no he tenido esa certeza de afectos. No porque yo haya sido más áspero o me haya explayado menos en las relaciones sociales. Deben ser circunstancias, cúmulos de ellas: vienen en tropel y te cuentan que la vida existe y la tierra gira. Al final del día constata uno toda esa febril actividad recién clausurada, recula y admite que el día - sin ser de un entusiasmo absoluto - estuvo bien y tuvo sus ratos espléndidos. Todos los días los tienen, aunque no se cumplan años. El año que viene, si andamos por aquí y sigo dejando nota de lo que rumio, el texto será otro. Yo seré otro. Vosotros, otros. Y las fechas corren y los días se persiguen. Bendita la carrera, dulce su itinerario. 

3 comentarios:

Fernando Abasco dijo...

No sabía que fue tu cumple... Llego tarde como tantas veces. Pues felicidades, señor escritor. No tengo el placer de conocerte en persona, pero da los mismo. Algo nos conocemos. Espero que fuese más que bien!!!


ADOLFO MORALES dijo...

AÑADO MI FELICITACIÓN, EMILIO. ESPERO QUE HAYA SIDO UN BUEN DÍA Y HAYAS DISFRUTADO.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Adolfo, Fernando, gracias, muchas. Abrazos.

Del desorden y la herida / Una novela de nuestro tiempo

  1 A la literatura hay que ponerle obstáculos, zancadillas sintácticas y morales , traiciones semánticas y anímicas. La literatura merece e...