18.4.15
Hace un mes que no llueve
Tuve un alumno que trabajaba mejor cuando llovía. Siendo bueno en días claros, incluso muy bueno a veces, era excepcional en cuanto caían unas gotas. Si el cielo era generoso, podía llegar a ser sublime. El profesor de matemáticas contaba cómo había resuelto un problema de los difíciles sin apenas esfuerzo. El de inglés no comprendía cómo podía tener una dicción tan precisa o cómo era capaz de expresarse de un modo tan fluido o entender una audición a la que incluso él reconocía obstáculos sintácticos o semánticos insalvables. El día en que más me asombró fue cuando se inundó el gimnasio. El ruido de la lluvia, azotando las ventanas, le excitaba de un modo visible. Se le veía como trastornado, los ojos se le nublaban, le temblaba notablemente la voz, pero no he escuchado a nadie hablar de Leibniz con más soltura. Era imposible escucharle y no sentir un temblor o creer que se trataba de un milagro y de tener el privilegio de estar frente a él, incrédulo y frágil, como un espectador no avisado....
sigue leyendo en Barra Libre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Comparecencia de la gracia
Por mero ejercicio inútil tañe el aire el don de la sombra, cincela un eco en el tumulto de la sangre. Crees no dar con qué talar el aire ...
-
A elegir, si hubiera que tomar uno, mi color sería el rojo, no habría manera de explicar por qué se descartó el azul o el negro o el r...
-
Con suerte habré muerto cuando el formato digital reemplace al tradicional de forma absoluta. Si en otros asuntos la tecnología abre caminos...
-
Celebrar la filosofía es festejar la propia vida y el gozo de cuestionarnos su existencia o gozo el de pensar los porqués que la sustenta...
No hay comentarios:
Publicar un comentario