A veces se desencanta uno y no aprecia la causa. Cree que la primavera, ese aturdirse de pólenes y de calores novicios todavía, podría ser el motivo, pero hay inviernos crudos en los que ha sentido esa flaqueza. El desencanto sirve para escribir. No sé si para escribir mejor, pero sí, al menos, para hacerlo con más afecto por lo escrito, como si se nos encomendara registrar el desmoronamiento de la alegría y nos encantara el encargo. Hay ocasiones en que lo triste fluye, adquiriendo rango de instrumento creativo. Lo triste y también todo lo que la tristeza trae bajo el brazo, que no es poca cosa. Decía anoche K. que nunca había escrito estando alegre, sintiendo la armonía del mundo, participando del júbilo del cosmos. No hay mundo, no hay cosmos, le contesto. Está la tristeza y está el editor del blog o la plantilla cómplice de Word. Quien pierde en todo esto es la tristeza, a la que se utiliza o de la que se extrae el conveniente beneficio. Gana la literatura o gana el amago de literatura que cada cual plasma en lo que escribe. Mi tristeza no siempre es interesada. De verdad que se desencanta uno. Lo vencen los rigores de lo real, lo abruman o lo aturden las crónicas de la calle, los despachos de la política, los saqueos de la educación, los infinitos planes de desmantelar el estado del Bienestar, de entristecernos a todos de modo cursado, publicado en boletines oficiales o aireado en los mítines, en las barras de los bares, en los caminos que van por ahí, en los que buscamos en donde nos buscan.
29.4.14
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4 comentarios:
Triste me quiero yo también de vez en cuando, pero me alegra salir de la tristeza. Es como la soledad. Si es una tristeza buscada, útil, como dices. En todo caso, bien llevado el artículo. Un saludo con afecto y agradecimiento por la constancia (yla belleza) de las palabras.
La tristeza es un excelente detonante de ficción. Fernando Pessoa lo sabía mejor que nadie.
Tristeza por lo que es y no debiera.
Tristeza por lo que fue y ya no volverá.
Tristeza por lo que es y quisiera perpetuar.
Tristeza por lo que no es ni puede ser.
Pregunta indiscreta:
K. existe o es invención a beneficio de catálogo narrativo?
Se saluda con respeto y afecto
M.
Ainsss, Emilio, la realidad es tan voraz como el lobo de Caperucita, así que a ponerle piedras en la tripa y que se ahogue en el río.
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