Vuelvo a Chesterton: en su Ortodoxia
reconocía una emoción que brotaba subconscientemente y reconocía el
hecho de que este mundo nuestro debía tener algún objeto verdadero. Que
la vida era un cuento y que, en tanto cuento, debía tener un narrador.
¿Quién me narra a mí? ¿A qué género pertenece la trama en la que estoy?
¿Será un subgénero? Me agrada el thriller, pero no tengo alma de Sam Spade ni
mi perfil se arrima a la épica sucia de un callejón a oscuras en el que
dos policías de paisano custodian el cuerpo obscenamente acuchillado de
una stripper. Bien pensado no tengo ni idea de en qué cuento estoy
metido. Me lo pregunto en ocasiones. Sin abusar. Fantaseo con la
posibilidad de revelarme contra el autor invisible que me guía. Sólo que
no lo tengo a mano. Ni siquiera tengo la certeza de encontrarlo.
Tampoco de que exista. Ahí andamos. Enredados en metafísicas. Siempre
estamos enredados en metafísicas. Este blog entero es la extensión
blasfema de esa intriga teológica. Dentro de cada uno de nosotros hay un
teólogo. Lo escribió también Chesterton. Borges remató que para serlo no es imprescindible la fe. Dos pájaros buenos. Llevo un par de días en ese
bucle. Emboscado en la divinidad, entregado a esa pesquisa falible, pertrechado de libros, obsequiado de luz, perdido en mi habitación, sin saber qué hacer, se me pasa el tiempo entre un montón de discos revueltos...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
La mujer pembote
Me agrade rehacer cuentos que hice. Les sucede a los cuentos lo que a las personas. No son los mismos, cambian cada vez que se leen. Ya sab...
-
A elegir, si hubiera que tomar uno, mi color sería el rojo, no habría manera de explicar por qué se descartó el azul o el negro o el r...
-
Con suerte habré muerto cuando el formato digital reemplace al tradicional de forma absoluta. Si en otros asuntos la tecnología abre caminos...
-
Celebrar la filosofía es festejar la propia vida y el gozo de cuestionarnos su existencia o gozo el de pensar los porqués que la sustenta...
8 comentarios:
Los personajes de esta historia empiezan a ponerse rebeldes... si yo fuese el narrador estaría preocupado. Abrazos
Cada vez somos más personajes de nuestras propia biografía. En Facebook tienes la prueba. Esto da para escribir algo, querido amigo.
No puedes buscar al narrador, esto es la vida, no es una "nivola", como decía Unamuno. La blasfemia y la teología pueden ser, según para quién, discursos metafísicos o conversaciones de terraza de bar. Lo único problablemente cierto es que tu blog, como poco, en lugar de blasfemo sería patafísico. Pero quizá no haya nada cierto, y si no hay narrador, no hay historia que contar (o no hay quien la cuente y, en consecuencia, quien la oiga). Y sin historia, tampoco habríamos personajes. ¡Quién sabe!
DiOs 5 by Steve Jobs
Yo soy un feligrés, bueno, feligresa. Suena a tigresa.
Ana
Encantada de volver after such a long time...
Buena entrada. Gracias. ¿Montón de libros?, ¿montón de discos?... Eso me suena a mi.
Me hizo pensar en el ajedrez de Borges, en la trama que se empieza muy atrás y no se sabe adonde acaba... Me hizo pensar en Chesterton y me dieron unas ganas enormes de leer otra vez, tantos años después, al bueno del padre Brown. Esas cosas son las que hacen los blogs y los buenos blogs.
Andrea María Carbelleiro
Sin los discos, sin los libros, sin las películas, no hay blog. Puedo faltar yo, el yo que escribe, pero sin esas cosas, no hay blog. El blog es una extension del cuarto en donde escribo. Me abraza y me inspira. Gracias por venir y comentar, amigos.
Publicar un comentario