Macca ha hecho un disco con Joe Pass. Han estado un rato charlando sobre los viejos tiempos. Pass le ha confesado que disfrutó con los clásicos de los Beatles. Que hizo lo que pudo cuando arregló algunos para sus discos modernos. Que Lennon no tenía que haber muerto. Que la juventud de ahora ha perdido cierto sentido primaria de la belleza. Que los standards del jazz son inmortales como el arcoiris después de que llueva o el amor bajo un paraguas en un domingo en el campo. Que es feliz por todas esas cosas. Macca le ha confesado que jamás pensó hacer un disco de clásicos. Que los tiempos son los que son y hay veces en que el talento, aunque no se termine nunca de agotar, sí que sobreviene con menos ardor que antaño. Ah qué dos. Es mentira todo al final. El último disco de Macca es una maravilla a la que no le hace falta nada. Ni siquiera que toque el viejo Joe. El gris día de hoy me lo ha adornado el swing y la dulzura de todas esas canciones. Algunas, a pesar de haberlas escuchado cientos de veces, me han parecido nuevas. El american songbook del colega Stewart es una máquina sacaperras. Esto es otra cosa, amigos, esto es otra cosa.
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3 comentarios:
Tengo todos los de Rod STewart, y me gustan a rabiar. Maquina sacaperras o no, me gustan a rabiar. No soy un entendido, pero sí soy un tío sensible, Emilio. Parece que estoy enfadado. Pues no. Soy de gustos sencillos. Escucharé el disco del sr. McCarney. Estoy dispuesto incluso a que Rod STewart me parezca un aprovechado.
Rafael Marín Cruz
Qué tiempos aquellos... y estos. El bueno de Paul los está viviendo todos. Abrazos
Una vez más Macca nos deja sin palabras con un álbum lleno de magia, y más maestría que buen hacer. Eso es lo que es, y otras cosas otras cosas.
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