30.6.11

Eso es todo, amigos


El reclamo óptico no debe hacer pensar que este cronista de sus vicios va a cerrar durante el verano el kiosko. La confortable pereza del verano no desarma mi constancia bloguera. Rebaja otros asuntos a los que uno se ha confiado durante el resto del año y que, en la mayor parte de los casos, no eran casi en ningún caso nacidos de mi voluntad. Sólo me alivia lo que yo barrunto. Uno hace de operario de lo ajeno con el entusiasmo que puede y se emplea con fiereza en sacar el trabajo por el que le pagan y del que disfruta, pero cuando empieza el verano se ilumina una bombilla íntima y el cerebro doméstico engendra distracciones. Luego, a su término, se entiende que no se hizo tanto como uno pensaba y que la pereza, la bendita pereza del sur, venció como de costumbre. Incluso eso no tiene excesiva importancia. Así que eso es todo, amigos. Mañana empiezo a leer a conciencia. Como antaño. Mañana (palabra refugio de quien no tiene las cosas claras en demasía) preparo el arsenal de películas. Mañana quemo toxinas andando y desandando mi pueblo. Ojalá sea verdad. Débil de espíritu que es uno.


15 comentarios:

Miguel Cobo dijo...

A más propósitos de "encomienda", mayores "despropósitos" de enmienda. En fin, mi corazón -como el tuyo- espera, también hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la "sudadera".

(A fin de cuentas saber "no hacer nada" requiere mucho arte)

Ramón Besonías dijo...

Genio y figura hasta la sepultura, amigo Emilio. Los vicios creados en invierno y primavera, encuentran su hueco en verano. Enderezar el carácter es empresa imposible. Es como hacer dieta a base de zanahorias. El cuerpo es sabio.

Leerás, escribirás (incluso más), tu espíritu vagará en busca de letras, solo que más diluido por el calor. Literatura acuosa, solazada.

alex dijo...

Que sea para bien y descanses y disfrutes y regreses...

Joselu dijo...

Intentaré imitarte en lo que pueda, no por imitar sino porque es sano lo que propones para estos meses de estío. Hubo un tiempo -irrecuparable- en que disfrutaba enormemente quedándome en Barcelona solo leyendo todo el día. Pasaba el mes de julio y el mes de agosto con la ciudad semivacía. Era el tiempo de releerse librote grandes como Mobby Dick, Los hermanos Karamazov, Guerra y Paz.. y leía y leía diez o doce horas al día. Placer de dioses por esa concentración intensa en que no había nada que hacer salvo eso: no hacer nada. Luego llegaba el otoño y, como no tenía responsabilidades familiares todavía, me pedía un permiso de tres meses y me iba a viajar en otoño o tal vez en la primavera, otro placer maravilloso. Llegar a los sitios con su ambiente real, sin masificaciones, sin calor agobiante. Ahora la verdad es que el verano me da igual. He cerrado el blog unos meses e intentaré dedicarme un poco a leer y a ver cine. Un cordial saludo.

Juan Herrezuelo dijo...

Te imagino ya en tus treguas animosas de ayer y hoy, tus merrie melodies rurales, que son las mejores que uno puede desear, tus qué hay de nuevo viejo amigo en cada esquina tranquila, lectura con paisaje al fondo y una bendita chicharra a la hora de la siesta. A mi mé-a mi mé-a mi me queda todo este tóxico mes de julio, amigo. Un abrazo.

Anónimo dijo...

No sé si entender que vas a escribir mucho o nada, pero de todas formas, en un caso o en otro, gracias por el rato, maestro.

Anónimo dijo...

Veranito, ya dijiste.
Pues a gozarlo. Que ya llegará el otoño con sus rutinas.

Ana

Juan Antonio Torres dijo...

Siempre pensé que el verano era idílico y disfruté veranos de adolescente que no olvidaré nunca, jamás.
Me hacen pensar en un jardincito detrás de casa de mis tíos en Málaga, donde hace ya tanto que no voy, y los baños en la piscina y la lectura de libros que todavía me hacen pegar un respingo en el corazón. Leí Stevenson y a Allan Poe, y me aficioné a la literatura hasta el día de hoy. Esos veranos...
Bueno el tuyo, nos vemos cuando usted decida.

Anónimo dijo...

Idílico para quien tenga tiempo de disfrutarlo. Nunca fue ese mi caso. Grabado tengo a fuego (como dice mi padre) los veranos de trabajos eventuales, para sacar unas perrillas, de joven, y luego ya mayorcito, ya ejerciendo de obrero con hipoteca y chiquillos que alimentar, ejerciendo de ciudadano, vamos, trabajando en verano para no quedarme a dos velas en la casa y poder echar unos días, no muchos, de vacaciones en la playa, pasando calor, transportando sombrillas y pagando más de la cuenta por lo que en mi barrio vale lo justo. En esto no soy generoso, en esto no cedo. Me parece muy bien que los demás digan que sus veranos son idílicos, pero yo ME NIEGO.
Viva la Navidad, coño.
Que pillo una semana de vacaciones y ahí me las den todas juntas en mi casa, con la chimenea conectada y sin hacer esfuerzos innecesarios salvo que a mi mujer, ay mi Ana, se le ocurra algo tremendo a lo que yo, Emilio, jamás me niego. En fin. Ya te he contado parte de mi vida. Suelta tú la tuya. Soy todo orejas.
Buen verano. Escribas o no escribas, se te aprecia.

Pedro

Anónimo dijo...

Todos los organismos precisan un descanso.
Ha sido un año duro de escritura. Uno? Más de uno... La TIRA DE AÑOS.
Espero que descanses, leas, veas cine y te pongas moreno caoba.

Rafa

José Mata Perlas dijo...

Leeré más, veré más cine, pasearé más, todo en un grado superlativo... porque no podré salir de vacaciones. El recorte salarial, la precariedad... Todo eso, querido bloguero.
Un verano imperial, de salón, aire acondicionado, tve 1 que no pone anuncios (los odio) y terracita por la noche con una cerveza y un plato de almendritas.
Pobre, pero digno.
A ver si sigues en la brecha y entretienes esas noches de lectura bajo la luna, Emilio.
Un saludo.

Es la primera vez que entro, pero prometo hacerlo más.
Y escribir con más enjundia. Este primer escritillo ha salido churri.

Anónimo dijo...

Señor, a descansar, a tumbarse a la bartola, a mirar el cielo estrellado, a sudar la gota gorda en tu Córdoba legendaria, sin premio, pero eterna.

a

Vale el micro de Tom Waits ? dijo...

Ya van dos días. Un lapsus imperdonable, muchacho. Te pones o no te pones, messieur o como se diga?

Emilio Calvo de Mora dijo...

Agradezco vivamente, se dice así, las muestras de afecto.
No tenía en mente cerrar la rutina de la página. O al menos no del todo.
Eran, en todo caso, unos días de desconexión, que vienen bien.
Las rutinas, incluso las buenas, precisan una desobediencia.

Anónimo dijo...

Desobedece unos días, no más y luego al... tajo, messieur

Un aforismo antes del almuerzo

 Leve tumulto el de la sangre, aunque dure una vida entera su tráfago invisible.