Hay vidas espartanas, conducidas bajo sacrificios monumentales, declaradamente sobrias, vidas a refugio de las leyes del mercado y de la brutal oferta de consumo que alfombra el paisaje urbano. Las dictan elevados argumentos morales que nacen en la religión o en la política, pero también existen registros más pedestres y estos tiempos de flaqueza económica pueden aparejar biografías que se ajustan a ese estricto modelo. Conozco a gente de probada fortaleza moral que no ha sucumbido a la pureza absoluta y exhiben, en contrapartida, con orgullo, su residencia en la modernidad. La vida ascética y la banda ancha conviven, se erigen hermanas de circunstancias y no se pisan territorios. Ayer, sin ir más lejos, un señor párroco de aspecto ya senil y cabeza blanqueada comprando un señor mac, sí, el ordenador, en unos grandes almacenes. Un mac de esos con pantalla escandalosamente grande y teclado blanco, minúsculo, minimalista. Ah, y sin cpu. La pantalla se lo lleva todo. Dios y el diablo en el mismo pack. El espíritu con su barahúnda de misterios instalada en un disco duro más grande que la sacristía de muchas iglesias. Y no es que este escribidor de domingo tenga objeción al hecho de que la técnica y los adelantes que factura no sirvan para estabular al espíritu o que la fe no pueda estar noblemente hermanada con la informática de última generación, pero se me quedó bien fija la imagen del cura preguntando esto y aquello sobre el bicho de mil y pico euros que iba a adquirir. Tiempos nuevos. Ah, además yo creía que eso de los macs estaba pensado para diseñadores. No dudo que el alma tenga también un diseño digno de un mac. Y no me digan que no conviene el logo de la manzana mítica, mordida, para guardar los asuntos de la fe. Adán levantara la cabeza.
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2 comentarios:
Ya ves, amigo Emilio, que la iglesia y la economía se dan la mano.
A veces.
Yo no sé si Dios estará mirando en ese momento para otro lado.
Espero que sí.
¿Cómo entender el agujero negro que los gestores de la iglesia cordobesa han sido capaces de organizar en nuestra economía con el despilfarro de cajasur?
Dicen que 800 millones de euros.
Hay días en los que le entran a uno ganas de no creer en nadie.
Que no en nada.
Saludos cordiales
Fue escena curiosa, al menos, Pedro. Pero nada del otro mundo: era de éste. El párroco se estaba poniendo en la pole position de las nuevas tecnologías a golpe de visa, supongo. Derecho tiene, evidentemente. De todas formas ahí estaba el concepto clásico del cura, el que hemos aprendido, el que está en el imaginario popular, que viene de la Edad Media y se arrastra hasta el cura de las películas en blanco y negro de Don Francisco. Lo demás lo sabemos. Cajasur es la punta del iceberg. El cura metido a banquero. Ahí estamos. El Mac es una metáfora de muchas cosas.
Haces bien, amigo, en creer en algo, pero descreer de alguien. En plural, si quieres. hay días en los que uno desearía creer en todo. ¿No es verdad? Un abrazo grande. Nos vemos en un pasillo.
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