El lenguaje, antropológicamente, en una arqueología del sonido, era un gruñido al que se le fueron sofisticando las sílabas. Hoy, a pesar de Saussure y de la metalingüística, de la semiótica y de varios siglos de limpieza verbal y de progreso intelectual, el gruñido continúa exhibiendo su tosca y bastarda melodía. A falta de argumentos, viendo que las palabras no terminan de cuajar en frases con sentido o que cuajan a medias o que se van deshaciendo conforme se van aireando al ser pronunciadas, el gruñido se ha erigido como un recurso fácil, indudablemente efectivo, que suple la sintaxis y la elaboración razonada del lenguaje.
Los políticos gruñen quizá porque el andamiaje lingüístico les viene grande, y temen pisar donde no deben y caer estrepitosamente. Los políticos, a su manera, son ciudadanos que han escalafonado a lo público, a la administración del Estado, y algunos no terminan de comprender la importancia de cuidar lo que se habla. Bastante es que lo hablado en ocasiones carezca de contenido, pero al menos debemos exigir del gobernante que se exprese con claridad y, a ser posible, con cierta inclinación al buen gusto. Pienso que parlamentar significa hablar. Que un político es, en esencia, un hablador, una especie de charlatán de feria que, en lugar de vender cacerolas, ungüentos o turrón del blando, comercia con un material de mucha más relevancia: nuestro bolsillo. Incluso me atrevería a decir que los dos. Uno, a lo visto, parece poco saqueable.
No sé si el cavernario gruñido está extendido o es voluntad de unos pocos, pero me he tragado hoy un par de telediarios y he sacado la conclusión de que a mí no me van a vender la morralla del carromato, las cacerolas, todo eso que los buenos comerciantes de mercadillo arropan con palabras. Está uno ya un poco harto de esta falta de talento. Se está viniendo abajo el puesto y siguen gruñendo. Nos siguen faltando al respeto. No se han dado cuenta de que estamos en sus manos.
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3 comentarios:
Sabias palabras, amigo Emilio. Yo estoy "hartica" de políticos. Nos maltratan, esa es la palabra. Maltrato puro y duro. Se creen que son algo. En cuatro años arramblan con lo quep ueden. Unos más, otros menos. Todos algo. Algunos, cuando salen del cargo, ¿qué hacen? ¿De qué viven ? Todos dan conferencias ale stilo Aznar o los fichan en Europa al estilo Glez. ¿No lo sabes? No, no es así. Se tienen que aprovechar. Y les falta talento comod ices. Lo de la forma de hablar, mejor no hablamos. Yo ya tengo claro qué votar la próxima vez.
Volveré con más frecuencia.
ah,vaya cambio de diseño. Me gustaba la otra, pero está bien cambiar. Será cuestion de acsotumbrase.
Nos tienen en sus manos. Cuatro años y mucho disimulo para conseguir seguir otros cuatro.
Y venga elucubraciones mentales.
A ver que me invento. Ha de ser original, aunque guste a pocos. Pero que se hable mí.
Juegan a economistas, constructores, inventores de otra nueva educación,...
Y olvidan lo primordial. Ahí los hemos puesto nosotros. Para servir a la comunidad. No para servirse.
Del cambio de diseño...
Habrá que acostumbrarse. De momento nos sentimos algo extraños.
Pero aquí estamos, leyéndote.
Un abrazo.
Los políticos, los buenos, son gente admirable. Los malos son repudiables. Como en todos los gremios, pero en la política el dolor es mayor porque es un ejercicio voluntario (nadie va con una pistola en el pecho) y de servicio, y el servicio sólo queda en palabra. Sirven para poco. Si no estan preparados pues...
Gracias Ana, y espero que la página, que va a ir cambiando hasta que dé con la definitiva, te vuelva gustar.
Las manos en las que estaban las hemos inventado nosotros, que es lo malo, amigo Pedro.
Los políticos, contando las nobles excepciones, tienen a veces un oficio que les viene grande. Hay que tener una madera especial. Una abnegación, un sacrificio, y sobre todo un limpio molde en el que contener las ideas ésas de servicio al bien público. Bien Público. Con mayúscula. Y no lo tienen. En su mayoría, no.
He tenido manga por hombro la página, y sigue. No volverá a pasar que un comentario de usted pasa por alto. Solucionado. En media hora, reunión de Ciclo, ya sabes. Abrazo múltiple.
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