22.5.13

Volver a los diecisiete / Una nota breve sobre Ciudadano Kane




En ocasiones, según ronda el ánimo, creo en la infinita bondad del genio humano. Otras, en cambio, declino esa voluntad de concilio, ofrezco una resistencia mínima y me declaro insolvente en la resolución de la belleza. No tengo en esos momentos nada relevante que decir ni admito que nadie me revele nada relevante tampoco. Sencillamente hago como el Bartleby de Melville y prefiero no involucrarme. No ahondo, no expongo toda la capacidad de la que puedo disponer, no me entrego como podría. Con la historia de Charles Foster Kane hice justo lo contrario a lo que ahora escribo. Me la tomo absolutamente en serio. Concedí a la película de Orson Welles un rango metafísico, antológico, proverbial, sensible a la posiblidad de ser continuamente alimentado con nuevas interpretaciones. Creí en Rosebud como otros creen en la palabra de Escriva de Balaguer o en los gestos de Justin Bieber.

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