5.11.12

Lo imposible / El telefilm más caro del mundo


Poseo la suficiente sensibilidad como para sentirme conmovido ante lo que ofrece Lo imposible. Entiendo que el dolor, plasmado en imágenes, es una mercancía grosera si no se cuida el formato y la textura en que van a ser ofrecidos. Creo con firmeza en la idoneidad del cine como vehículo para transmitir emociones, pero Bayona ha llevado ese estado idílico de las cosas a un extremo deplorable y ha facturado un espectáculo de un acabado fascinante sacrificando, sin el más mínimo pudor, la construcción honesta de los sentimientos. Filmar el dolor es más difícil que registrar en fotogramas una ola de veinte metros de altura comiéndose un centener de edificios. Bayona escribe un guión mínimo al que le presta una atención técnica máxima. Para rellenar los cien minutos de metraje nos vende unos personajes a los que no se puede conceder otra cosa que compasión y ternura, sobre los que uno se ve obligado a entablar una empatía forzada, inducida por la infamia narrativa de un autor que se regodea en la sentimentalidad fácil, en un amaño discursivo que toma por tontos a los espectadores y los entretiene con un soberbio tour de force recreativo, impecablemente orquestado por un equipo técnico sobresaliente
.
Otro asunto, y no precisamente menor, es el que apela al alma de las cosas, al sustrato íntimo de la materia sensible a la que a veces encomendamos el bendito acto de sentarnos en una butaca de un cine y dejar que nos cuenten una historia. Yo pido que me la cuenten bien. Puedo omitir la parafernalia infográfica, pero me sigue fascinando que haya una hondura  a la que debo acceder a tientas, un poco temeroso de perderme, otro tanto de llegar demasiado aprisa. A Bayona se le va la mano en la manipulación afectiva: comete el error de hacer una especie de pornografía moral que hurga en la condescendencia, en el barrido de toda posiblidad de investigación sensorial y a la que solo podemos halagar el hecho de que escamotee el lado gore de la historia y no se recree, como otras grandes superproducciones, en la rendición de las vísceras, en la exhibición impúdica de los cuerpos devastados por el rigor de la catástrofe. A su contra, se le puede imputar al director, que haga que su film prevalezca como un monumento maravilloso al cine como industria. Que haya decidido que domine lo puramente visual y que acepte sin chistar cierto rebaje cinéfilo a beneficio de caja. Nada que reprochar, en todo caso, en estos tiempos de zozobra financiera: vale que el público responda en masa como está haciendo, vale que Lo imposible sea, para bien o para mal, comidilla de tertulias, diana sobre la que verter (como yo ahora) reflexiones irrelevantes quizá. El cine subsiste precisamente por el cine malo. El bueno es otra cosa. El bueno no está en esta película.


14 comentarios:

Miguel Cobo dijo...

Salvo algún nudo en la garganta inducido, salvo alguna lágrima somera (a base de hurgar en los lacrimales), salí del cine sin huella, sin resto de emoción alguna. Todo lo contrario de lo que ocurre cuando sale uno con el impacto de lo inolvidable, de lo inenarrable. Me alineo contigo, lo suscribo todo.

Rafael Marín Cruz dijo...

De acuerdo en casi todo.
Me encantó la película, a pesar de aceptar lo que dices. No me sentí tonto del todo. En realidad uno se pone tonto cuando va al cine y acepta que los ratones hablen y los cielos escondan palacios maravillosos en los que viven duendes, digo yo.
Los actores están maravillosos. No todo es "despliegue tecnológico", Emilio.
Y sigo en la idea de que la reseña es magnifica y que extrae buenas ideas de su visionado.
Un saludo grande.

JazzC dijo...

La película tiene algún momento que está correcta. Pero el espectador (que no cinéfilo) entra vendido con esta película. Yo fui, y puede parecer una tontería para alguno pero me fijo en ello, para escuchar la música, que campa a sus anchas por el film. Más de un rato tuve los ojos cerrados dejándome llevar por la música. Música muy influenciada por algunos compositores americanos, en algunos momentos un punto sensiblera, pero con algunos pasajes realmente interesantes, en donde se mezcla lo orquestal con lo minimalista. No se el motivo, pero los espectadores no se fijan en la música. Supongo que como dice el dicho: cada loco con su tema. Saludos.

José Luis Martínez Clares dijo...

No la he visto. Últimamente, no dispongo de demasiado tiempo para estas cosas. Por ello, voy a tiro fijo y, artículos como este, me están alejando de la cinta de Bayona. No es la primera crítica bien argumentada que leo sobre la película y creo que, cuando la vea, acabaré por darles la razón, aunque emocionándome con total seguridad. Me temo que soy un blando incorregible. Abrazos

Anónimo dijo...

Desgraciadamente no leí esta crítica antes de ir.
Confío en el sentido común que a veces yo no tengo, jeje.

Saludos, un beso.


Adriana

El Doctor dijo...

Mucho ruido y demasiadas nueces que uno ya no puede romper con la dentadura.A este tipo de cine hay que dejarlo para las próximas generaciones,a ver qué es lo que se escribe.Lo digo,por ejemplo,por Ford,que no paran de salir libros y libros que intentan explicar el contenido de este tipo.Creo que Bayona será explicado en un aforismo.

Saludos y abrazos

Anónimo dijo...

Mucho vacío sentí yo al salir. De acuerdo en lo que dices Emilio, muy de acuerdo. Me parecen desproporcionadas las buenísimas críticas generalizadas de la peli.

Saramaga dijo...

Hombre!! Por fin alguien que opina como yo...
No puedo estar más de acuerdo con esta afimación: "Bayona escribe un guión mínimo al que le presta una atención técnica máxima"
Visualmente es espectacular, no lo niego. Pero carece de historia, y la poca que tiene, es forzada.
No me gustó.

Saludos!

Isabel Carvajal Lopera dijo...

Siento discrepar. O no lo siento, Emilio, porque a mí me pareció cine del bueno, hecho con gente de aquí, con perspectivas y miras internacionales. Le hace falta al cine proyectos como "Lo imposible" para que el cine arranque el vuelo y haga que no sea como es un negocio ruinoso. Sé de buena tinta lo bien que está sentando en ciertas esferas del poder, de los ministerios, una cinta como la de Bayona. No merece la pena lincharlo por hacer un megaéxito como este.
No pienso que tu crítica haya sido irrespetuosa, pero hay un empeño en descalificar lo que tiene éxito en este país, en música tnato en cine o cualquier otra disciplina de las artes. Sin más, un saludo, y agradeicda por el espacio.

Anónimo dijo...
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Manuel Velázquez Ortega dijo...

Tampoco yo tengo tiempo para estas cosas, como escribe un comentarista. Hace que no voy al cine demasiado tiempo. Estuve tentado de ir a ver esta, de verdad, pero temí que solo fuese lo que luego las reseñas en prensa y en blogs me ha confirmado, es decir, un rollo, aunque MUY BIEN HECHO. No tengo tiempo para lindezas tecnológicas. Para eso ya tengo a Spielberg, que seguro que lo hubiese hecho mejor que este chavalín con ínfulas de genio. Lo será, pero de momento... El orfanato, la otra del Bahyona, me pareció una majadería entre lo gótico y lo agatha christie que no veas.
Como no entiendo, no escribo sobre cine.


mojadopapel dijo...

No se con qué etiqueta quedarme,por lo menos has agudizado mi interés por verla, y tener mi propia opinión.

Anónimo dijo...

Hacía años que no iba al cine, sin embargo en casa sí vemos bastante, pero no me considero cinéfilo. Fui a verla porque fueron los amigos y llevábamos todo el día juntos.
Salí molesto y, a pesar de ser de lágrima fácil, no lloré. Me agobiaba el exceso de ruido, los golpes, el abuso de planos cortos, la recreación en el dolor...
Estaba demasiado distraído en ver si el público cercano lloraba.
Anonadado.

Pedrodel

alex dijo...

La calificaría de vomitiva de no ser porque el epíteto le viene grande. Bochornosa, puesto que toma por idiota al que mira. Vergonzosa porque embarra el arte al que se supone pretende elevar (desde el primer minuto queda claro que su único Dios es la promoción y el dólar). Inútil pues nada aporta a ningún género, ni siquiera el entretenimiento que se le reclama. Qué sopor!!

La mujer pembote

 Me agrade rehacer cuentos que hice. Les sucede a los cuentos lo que a las personas. No son los mismos, cambian cada vez que se leen. Ya sab...