Nada o poco sabemos del genio antes de serlo. Ignoramos si daba trazas de talento en la forma de andar, en cómo saludaba o en el modo en que cortejaba o se dejaba cortejar. Uno cuestiona siempre la prehistoria de las cosas. No se molesta en indagar en los años sin huella, en toda esa época baldía, sin registros del talento, en donde el futuro poeta o el gran músico que darán los años no exhibía briznas de genio y era uno más entre los otros. Sólo hurgamos en esa maleza del tiempo cuando el artista está en su cénit y la maquinaria del márketing exige su peaje de morralla sentimental. Saber si tuvo una madre opresora o un padre putañero o si fue un amor adolescente el que le hizo refugiarse en sí mismo y sacar de adentro el yo rechazado. Contar que Borges se obligó a escribir ficciones después de una caída en la que se dio un buen golpe en la cabeza o que John Coltrane antes de ser John Coltrane, el hijo del sastre y de la costurera, nieto de sacerdotes metodistas, siempre anduvo por la iglesia y que la música de los oficios fue la salida natural de un incierto talento. No sabremos nunca qué hubiese pasado en la historia del jazz en el distópico caso de que los abuelos también hubiesen sido sastres o Coltrane, huérano, hubiese ido de orfanato en orfanato. Que habría sido de la Literatura, hablo de la alta y de la noble, si Borges no hubiese caído escaleras abajo y se impusiese la escritura de cuentos para comprobar si la cabeza regía cabalmente y era capaz de emboscar engimas y de fatigar laberintos. Nada de eso sabremos jamás.
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3 comentarios:
La belleza es siempre heredera del azar, nieta de una distopía involuntaria.
Por cierto, todos fuimos nosotros antes de llegar a ser nosotros. Y lo que nos queda.
El azar es el único motor de las cosas. No hay nada fuera de su influjo. Nada nuevo esto, por otra parte.
Somos lo que fuimos, pero no enteramente.
Somos lo que fuimos, pero con matices, Ramón.
A veces no queda mucho de los yos que vamos dejando. O nada varía y está todo, íntegro.
El azar, tal vez. Eso influye en la gesta de uno mismo.
Es curioso que no habiendo oído nada de Coltrane sea esta foto, de su adolescencia militar, la que me mueva a escucharlo,. Bueno, la foto, y tu excelente escrito. Un saludo..
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