Al mundo quizá le falte pedagogía, ganas de convertir las artes más secretas en disciplinas asequibles. Incluso es posible manejar la posibilidad de que en ese volcado de buenas intenciones se entregue, sin quererlo, un modo nuevo de afrontar los abundantes pesares con los que el azar se distrae en contrariarnos. Digo el azar por no entrar de lleno en las razones del mal que asola el mundo, pero detrás del azar hay raciones de mala lecha a espuertas. Digo mala leche por no entrar más de lleno en esas razones y porque tal vez no sepa yo (en mis cortos alcances) cómo se gobierna y se desgobierna el alma, cómo el hombre se desentiende de la bondad y del amor al prójimo y se abraza sin ambages al medro sucio y a las limpias ganas de joder al prójimo. En la fotografía que ilustra este arrebato de miércoles está el bueno de Dizzy Gillespie impartiendo alegría. La escuela debería incluír en sus muchos planes de estudio un protocolo que elevase la alegría al motor que lo mueve todo. Miren ustedes a estos niños arracimados sobre el embajador del jazz del siglo XX. Están aprendiendo a vivir. No se equivoquen: no es únicamente jazz lo que envuelve el ambiente fotografiado, es vida. Y a partir de ahí contamos de otra manera la convivencia entre los iguales, el procedimiento a partir del cual hacemos de este mundo un lugar menos terrible en el que vivir.
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6 comentarios:
Preciosidad de escrito.
Alegría como en el poema de Benedetti que cantó Serrat. Eso me hiciste pensar.
Me uno a tu sentido elogio de la alegría. Más aún bajo el nubarrón que amenaza cada día con enturbiarnos la sonrisa. Alegría, amigo Emilio.
No era el único:
http://2.bp.blogspot.com/_XcbA9g0Ppvc/R_FtYjvEgOI/AAAAAAAABu0/BSPXqrdlBp0/s1600/Bush21.jpg
Pero otro Miguel dijo:
"Tengo la pena de una sola pena
que vale más que toda la alegría"
A ver qué hacemos
Yo también me uno a esta propuesta que siempre he intentado llevar a la práctica. Incluso en mi labor docente.
Buen día.
Creo que es necesaria la alegría, la alegría de la alegría, la alegría de la pena, el llanto mezclado con la alegría, la alegría de concertar espíritus estimulados por el goce de vivir y de aprender. Tal vez la época que vivimos parezca que nos lleva a lo oscuro, y tal vez lo haga, pero yo la veo más luminosa e interesante que los años del crédito en que nos sumergimos como cabrones inconscientes y palurdos. Venga la crisis pero vivamos en la alegría nuestro modo de estar en el mundo, aunque solo sea con una media y tímida sonrisa.
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