El paisaje de arriba es el no paisaje, la ausencia de paisaje, el paisaje convertido en su enemigo óptico, el asombro descabalgado del ojo y convertido en un manejo infográfico que apela más al cyborg que todos llevamos dentro que al paciente y bucólico observador de la naturaleza que se vino a perder en el siglo pasado cuando las máquinas robaron el numen y lo encerraron dentro de un sistema computerizado.
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3 comentarios:
Leo en Barra libre y comento allí, Emilio.
Rafa
Yo opino como Miguel, ya que vengo de leer el texto completo, y me gusta el paisaje, mucho además. Es inquietant esa perfección. Como Blade runner a pleno sol. Chapeau tu texto.
Ernesto B.
Yo te planto aquí lo que pienso, Emilio, que es poco porque voy de tiempo pilladita y no me gusta nada el tema que abordas. Vida en la no-vida? No, no hay. Es un no-paisaje, una cosa feísima que da miedo de lo perfecta que es. Ponme un bodegón pintado en un cuadro, una puesta de sol en la playa o una calle con su tráfico y me siento más en lo mio.
Saludos veraniegos a tope...
Córdoba arde!
Ana
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