En realidad la revuelta civil de los egipcios es la consecuencia de los tiempos en los que vivimos. Está patrocinada por Facebook, por Reebok, por Sony y por la MTV. Lo que Egipto desea es abrirse al mundo o que el mundo se abra a Egipto: pide occidentalizarse al modo en que lo ha hecho o lo está haciendo Turquía, pide banda ancha social. Por eso la gente ocupa las plazas y crea una numancia de media luna. Lo islámico frente a lo imperialista. Está el tito Obama de fondo, mandando emisarios, cobrando fuerza la teoría de que todo debería seguir igual en plan alta geopolítica y está el árabe puro, el que prefiere la raíz antes que las altas copas del árbol. El equilibrio consiste en matrimoniar progreso y tradiciones, en hacer que convivan sin fricciones el capitalismo y la espiritualidad. Es, en definitiva, el eterno conflicto entre lo material y lo etéreo. No hace falta mirar a Egipto: aquí se libra a diario esa batalla. La dirimen los de siempre. No la gana nadie nunca. Hay triunfos puntuales, hay evidencias de que en ocasiones manda el corazón y otras en las que es la cabeza la que consigue la victoria. Será eso antiguo de que el corazón, al no pensar, cree y se deja conquistar por lo invisible y que la cabeza, continuamente ocupada de razones, niega lo que no entiende. El pueblo tirado en las calles, el que se conjura para echar al tirano, pide justamente esto: la posibilidad de mirar al cielo sin desatender la tierra. Nada distinto a lo que en España se reclama sólo que aquí, en el occidente progresista, en este primer mundo a salvo de cataclismos místicos, prevalece el interés ciudadano y la injerencia del gobierno (a pesar de ese afán prohibicionista que parece animarle en este trágico tramo último de su mandato) es menor.
Esta ola de cambios en el mundo árabe, auspiciada por las redes sociales, clonando modelos de probada eficacia liberal en países occidentales, no pueden imitar la transición hacia la democracia de los patrones imitados. Tropiezan con la propia idiosincracia del pueblo árabe, que no está liberada del deseo de lo religioso y que, en mayor o menor medida, mira con lupa la incrustación de un sistema capitalista sin aristas en un sociedad edificada sobre firmes pilares de fe. Lo que sí se ha dejado claro es el espíritu contestario de una juventud a la que han hecho abrevar siempre en los mismos ideales que bebieron sus ancestros. Cuestiono que esto tenga un happy end breve: será largo, ocupará titulares y ofrecerá a poco que los medios extranjeros no dejen de prestarle atención una llamada de atención para que otros dictadores vayan buscándose asilo o terminen sentados en un banquillo. Esa es la importancia de esta revolución: la evidencia de que ningún Estado lo es por designio divino o que el Poder es una especie de facultad recibida en herencia, convertida en relevo a costa de un pueblo sistemáticamente desamparado, hecho a su pobreza, fatalmente ocupado en resistir, en no incomodar a quienes lo guían. Egipto, izado a este nuevo estado del bienestar comunitario, será una ruta fiable de ocio, un paraíso cultural para el turismo. Me pregunto si Cuba mirará este hilo de noticias con perplejidad. Si sus políticos verán en este alzamiento ciudadano un motivo de preocupación sincera. Ahí al menos no habrá quebranto teológico. No tendrán que sacrificar costumbres milenarias. Se dejarán mecer por los arrullos de la economía de mercado. Salvajemente. Ya andan ensayando.
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Esta ola de cambios en el mundo árabe, auspiciada por las redes sociales, clonando modelos de probada eficacia liberal en países occidentales, no pueden imitar la transición hacia la democracia de los patrones imitados. Tropiezan con la propia idiosincracia del pueblo árabe, que no está liberada del deseo de lo religioso y que, en mayor o menor medida, mira con lupa la incrustación de un sistema capitalista sin aristas en un sociedad edificada sobre firmes pilares de fe. Lo que sí se ha dejado claro es el espíritu contestario de una juventud a la que han hecho abrevar siempre en los mismos ideales que bebieron sus ancestros. Cuestiono que esto tenga un happy end breve: será largo, ocupará titulares y ofrecerá a poco que los medios extranjeros no dejen de prestarle atención una llamada de atención para que otros dictadores vayan buscándose asilo o terminen sentados en un banquillo. Esa es la importancia de esta revolución: la evidencia de que ningún Estado lo es por designio divino o que el Poder es una especie de facultad recibida en herencia, convertida en relevo a costa de un pueblo sistemáticamente desamparado, hecho a su pobreza, fatalmente ocupado en resistir, en no incomodar a quienes lo guían. Egipto, izado a este nuevo estado del bienestar comunitario, será una ruta fiable de ocio, un paraíso cultural para el turismo. Me pregunto si Cuba mirará este hilo de noticias con perplejidad. Si sus políticos verán en este alzamiento ciudadano un motivo de preocupación sincera. Ahí al menos no habrá quebranto teológico. No tendrán que sacrificar costumbres milenarias. Se dejarán mecer por los arrullos de la economía de mercado. Salvajemente. Ya andan ensayando.
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2 comentarios:
como dices, esto llevará mucho tiempo y se debe ser paciente con las revoluciones. Otro de los defectos de ahora son las prisas, Internet conlleva muchas prisas, pero hay momentos historicos que cogen su tiempo.
mas para esos estados el problema se pone en como van a acometer las medidas que agobian a los ciudadanos que han llevado esas revoluciones.
por una parte está la libertad, de Internet, de pensamiento y esto puede hacerse poco a poco y se celebrará.
pero hay que recordar que en Túnez los disturbios no comenzaron para llamar a la libertad, sino por el hambre, por la subida de precios de los alimentos básicos.
como harán estados arruinados por gestionar esta dificultad que se agraban todavía más por culpa del FMI y cia?
ya veremos, porque el hambre puede más que la libertad
Ya veremos. No me creo nada. Creo que volverán a las andadas porque los EEUU no van a permitir que se les escapa el control de esa zona y prefieren a Mubarak en el poder antes de otra cosa. Son especialistas en crear reyezuelos y luego en derrocarlos a base de tomahawks. A mí que esto de la revolución egipcia durará poco. Ojalá me equivoque. Mira Irak. Llevan años debatiendo qué quieren. Debatiendo con bombas, claro. Eloi lleva también razón.
Un saludo de miércoles por la mañana.
Rafa
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