Bono (U2): Estaba en lo alto del Grand Hotel de Chicago [de gira en 1987] escuchando A Love Supreme y aprendiendo la lección de toda una vida. Momentos antes había estado viendo cómo unos telepredicadores rehacían a Dios según su propia imagen: pequeños, insignificantes y codiciosos. La religión se ha vuelto el enemigo de Dios, pensé… la religión es lo que quedó cuando Dios, como Elvis, se fue de casa. Desde los primeros recuerdos que guardo de mi vida, siempre he sabido que el mundo está girando en la dirección contraria al amor y que yo también estoy atrapado en eso. Hay tanta maldad en este mundo… pero la belleza es nuestro premio de consolación… la belleza de la voz aflautada de Coltrane, sus susurros, su astucia, su sexualidad maliciosa, su alabanza a la creación. Y de esta manera empecé a entender a Coltrane. Pulsé el botón de repeat y me quedé despierto escuchando a un hombre enfrentándose a Dios con el don de su música.
John Coltrane murió a los cuarenta años. Hizo discos de reveladores títulos místicos. Y se fue hasta las trancas de heroína y de pastillas. Ebrio de Dios y de química.
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2 comentarios:
Es un salmo, hostia. Y yo no soy creyente en casi nada, pero creo en Coltrane. No sé si lo entiendo, Emilio, pero creo en él y a lo mejor es esa la forma de creer, no entendiendo. En fin, tú me entiendes. Rafa
Es un salmo de la hostia, con perdón, Rafa. Claro que sí. No hace falta entender a Coltrane para amarlo. Si se le entiende, caso de que eso suceda, igual el amor se rebaja, se pierde, se convierte todo en un gris objeto de estudio.
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