San Carlos Borromeo, el estigma vallecano de la Conferencia Episcopal, no acepta a día de hoy el cierre de Rouco, Cañizares y compañía. Sostienen los disidentes que la fe no se sostiene por comulgar de una forma o de otra y que la liturgia consensuada es un rito que puede ser desarmado de sus símbolos y reescrito a la luz de estos nuevos tiempos. De lo que se trata, en este pulso mediático, es ver quién termina dando el brazo a torcer. Si los jerifaltes o la tropa pagana. Comprobar, en todo caso, si la fe se administra como un bien burocrático y estabulable en leyes inalterables o se aviene a un más liberal discurso. Escisión o anuencia. Ya se verá. El espectáculo, para quien no lo observa con la distancia del descreimiento, es jugoso. Y no hay morbo: hay debate, sana polémica.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Historietas de Sócrates y Mochuelo / 22
La chanza y la malicia van a veces juntas. Una se vale de la otra para dar más crudo empaque al mensaje. Por desgracia, la virtud no se deja...
-
A elegir, si hubiera que tomar uno, mi color sería el rojo, no habría manera de explicar por qué se descartó el azul o el negro o el r...
-
Con suerte habré muerto cuando el formato digital reemplace al tradicional de forma absoluta. Si en otros asuntos la tecnología abre caminos...
-
Hay cosas que están lejos y a las que uno renuncia. Tengo amigos que veré muy pocas veces o ninguna. Tengo paisajes en la memoria que no v...
No hay comentarios:
Publicar un comentario