26.12.15
El orden aprendió del caos
El orden aprendió del caos. El mío va a trompicones. No se me da bien el orden y tampoco me siento a gusto en el caos. Si tuviera que elegir uno, elegiría el caos, el bendito caos, pero no sería bueno para los que me rodean. Me dirían cosas que no serían bonitas. Entiendo que es el orden el que hace que el mundo funcione. Sé que la gente ordenada, la que sabe dónde están las cosas y en qué lugar encontrar lo que andan buscando, son las que salvan el mundo. Y yo agradezco que haya gente así. Tengo buenos amigos que son un prodigio en eso, en el orden, pero yo admito que soy un aprendiz mediocre. Me cuesta, me duele a veces. Moriré, pues tal cosa tendrá que llegar, sin que el orden sea una de las virtudes que salgan en las conversaciones del velatorio que se me rinda. Dirán lo que quieran, no sé ahora qué podrían decir, pero la palabra ORDEN no saldrá. Conste que me esfuerzo, mucho, en serio, pero hay algo que no me cuadra. Todo lo que me gusta proviene del caos. Es en el caos, en el bendito caos, en donde mi alma goza. Es en ese caos en donde mi creatividad, la poca o la mucha que tenga, siento que brilla. No es que brille de verdad, cómo podría decir yo eso, pero yo la siento brillar, y disfruto con la luz que emite. Cuando vuelva el trabajo, que volverá, mi cabeza se recompondrá, hará las cabriolas que precise para integrarse en la (también) gloriosa rutina, la bendita rutina. De hecho hoy, para ir entrando en calor, estoy ordenando el cuarto en el que escribo. No es cosa de que yo ahora describa ese cuarto. Es un tributo a mi persona, a mi hiperbólica fascinación por hacerme de todo lo que me gusta, y no caben ya más libros, ni más discos, ni más películas. Así que hago espacio, busco huecos, ordeno rincones, le dedico la mayor de las atenciones, le doy el mayor de mis afectos, y luego cierro la puerta, miro la obra, pienso en cómo quedó y me tumbo, contento de lúpulos y de maltas, a echar la siesta. No tengo remedio,
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1 comentario:
Hay distintos tipos de orden. Hay los que necesitan un orden formal meticuloso y sin él no saben funcionar pues les organiza la mente (benditos sean, sin ellos no podríamos existir) y aquellos que nos movemos en el caos con un tipo de orden distinto. Hay artistas del primer tipo, Flaubert por ejemplo y artistas del segundo como Cervantes y Dostoievski. Yo instintivamente me inclino por los segundos, son más equiparables a mi modo de entender las cosas. Eso sí, me he unido a una mujer que es artista de los primeros. Sin ella el orden de la casa, con los tres que somos se iría al caos más extremo. Ahora acaba de arreglar la persiana que se había roto. Yo hubiera sido incapaz. Pienso que los dos tipos de orden se armonizan y se necesitan. Tú eres artista de los que se mueve con facilidad en el caos (hasta cierto punto, claro: tus posts son muy coherentes y bien diseñados y eso implica que hay un orden implícito en ti). Baroja decía que escribía a lo que saliera pero sus críticos aducían que hay un poderoso orden en sus novelas. No sé cómo lo verás tú. Felices fiestas en el caos y en el orden.
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