De todos los posibles Borges me quedo con el Borges anciano. Mirando más de cara a la muerte, a la que nunca temió, el Borges postrimero indaga con más serenidad sobre lo que siempre le causó la conmoción desde donde escribía. Leer es un oficio aparte. El lector de edad, el que acumula un bagaje libresco mayor, me produce una admiración enorme. No sé qué leeré yo cuando frise los ochenta, si es que alcanzo esa edad robusta, si es que leo. Hoy le he contado a Auxy que leo más que nunca, sin entender en razón de qué. Hemos estado divagando, sin honduras pero con firmeza, sobre lo que hacemos con más énfasis, a qué se inclina más el corazón cuando no late desbocado, como antaño, y desea gobernarlo todo y todo le suscita algún tipo de interés. A mí me sigue fascinando el jazz. Creo que no hay ninguna disciplina artística que me abastezca de más placer que el jazz. Escucho ahora a Barney Kessel (The Master Takes, Legends Noir. 2013) como si jamás lo hubiese escuchado. Encuentro en Tenderly matices que nunca había apreciado. Como si fuese ahora la primera vez que el tema despliega su melodía ante mí. La cualidad más sostenible y durable del arte es su capacidad de sorprender. Uno suspende la credulidad, se permite cierta pérdida del raciocinio y penetra en un territorio cuya virtud esencial consiste en su inaprehensibilidad. Borges no se agota. Kessel no se agota. Los libros, los buenos, no pierden fuste a pesar de que los conozcamos y recordemos dónde estuvo el júbilo, en qué pasaje advertimos un roto dentro, una fractura maravillosa, la inargumetable sensación de que el mundo fluye armónicamente y los dioses en los que no creo tutelan su travesía. K. descree de todo esto. Dice que ando repitiendo tozudamente la misma cosa. Que escribo en un bucle. Como somos amigos y le mueve el infinito afecto, me dice que le gusta lo que lee, pero que peco de monotonía. Tomo nota, K. Como no voy a dejar de escribir, tomo nota.
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3 comentarios:
Dile a K. que no importa.
K. es un subversivo. A ver si cortáis relaciones y no te somete de ese modo, aunque tú me digas que no, que es al revés. Es que sois los escritores tela de raros cuando os ponéis a inventar alter egos... O es verdadero el tal K?
Pues a mi me pasa lo mismo con el jazz. Y es que a pesar de saberme discos de memoria, siempre descubres algo nuevo. El jazz se debe de vivir (disfrutar) con pasión y también porque no, un poco de locura.
Me pasa los mismo con los libros. Otra pequeña locura.
Un saludo.
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