Mal lo del león porque la gente desconfía de los animales en las historias sobrenaturales. La culpa es de los cuentos de Perrault y de los hermanos Grimm. Mal también porque lo vocee un maestro. Está el oficio muy tocado por dentro y por fuera como para que uno del gremio se tire de cabeza a la boca de Iker Jiménez. Mal que no lo registrase. En este mundo de descreídos sólo nos conforta lo que puede volcarse al youtube a beneficio de pánfilos de la metafísica y de frikis de la ufología rústica. Mal al final por la ocurrencia del maestro en acudir a un bar en busca de testigos del prodigio. En los bares casi nunca se concita un universo de espectadores a los que confiar las evidencias más sutiles. Ni siquiera las más burdas. Baste insistir en el hecho de que fue un bar en donde se produjo el avistamiento masivo para que el que escucha eche la atención a otro lado y confirme a sus adentros la naturaleza fantasiosa del relato. Pero la noticia está ahí, en las hemerotecas, y exhibe el protocolo habitual. Hay un lugar de los hechos (Fregenal de la Sierra, provincia de Badajoz), una cronología (junio de 1.976), un primer testigo (el maestro) seguido de otros varios (los clientes del bar), una observación (el platillo parece un león, brama una llamarada fulgurante y se va después de treinta minutos - muchos, a mi parecer - de hipnótica contemplación) y una reacción popular (los integrantes de la corte del milagro explican a los propios y a los ajenos el hecho singular y comienza la comitiva periodística, los sueltos en la prensa y las comidillas en las calles del pueblo). Jiménez del Oso seguro que indagó en el asunto.
Ignoro qué fue del maestro al que un ovni persiguió por los campos. Ni sé si esa circunstancia extraordinaria redujo su prestigio como educador entre la chiquillería del pueblo. Si fue objeto de chanza en los corrillos del patio o si, en la plaza del pueblo, se explayaban las mujeres relatando el avistamiento, inclinando hacia la desmesura y el barroquismo la noticia en sí. No sabemos nada de estas cosas y hasta es posible que nada relevante ocurriese después de la revelación cósmica. Imagino que el maestro saldría con más reparo a los campos y se guardaría de contar avistamientos futuros en prevención de que se le atribuyera alguna sensibilidad de la que carecía o su imagen en la localidad cayese en picado, víctima de la ufología. En veinte minutos salgo a la calle. Iré a mi escuela con el entusiasmo que las mañanas de primavera (alfombradas de pólenes homicidas) suelen, pero evitaré en lo posible mirar al cielo, dejarme sorprender por manchas en las nubes. Y si tal posibilidad acaece, si en un descuido levanto la barbilla y me topo con una nave interestelar acudiré a un notario. El que pille más cerca. Luego que venga Iker Jiménez y alguna marca de postín que desee patrocinar mi hallazgo. No está la cosa para hacer ascos a un extra. Abrimos el miércoles.
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13 comentarios:
Ole ole
Es que los maestros somos un gremio hundido en la miseria desde los tiempos de los griegos. No saben los que lo piensan así, muchos, que el futuro de sus hijos está en nuestras manos. Ovnis incluidos o no incluidos. Salud, compañero. Tenga cuidado.
La doble personalidad es un juego, en efecto.
Pillado, pero no compungido.
Juegos, al fin y al cabo, que no hacen daño a nadie, espero que no hagan daño a nadie.
Firmado:
Larrea
No solo los maestros, los poetas también sufren alucinaciones:
No fue un sueño,
lo vi:
La nieve ardía.
Ángel González
Que arda la nieve, que los ovnis se paseen por los cielos de las ciudades, que los que se sienten dobles se revelen uno, que la alucinación tenga estatutos y a la luz del día se muestre y nos aturda. Qué miércoles más extraño.
El aumento del alcoholismo entre el colectivo docente es alarmante. Las autoridades educativas están escandalizadas. Ver doble aumenta exponencialmente la ratio.
La noticia al revés causaría quizá menor perplejidad:
"Un profesor ha sido visto, según declaraciones de varios habitamtes de Fregenal, en una sierra cercana. El primero en ver al docente ha sido un ovni que circulaba por el planeta. Dijo que el profesor tenía aspecto de león. Alarmado por la visión, el ovni hizo sonar su bocina intergaláctica frente al bar del pueblo. Los lugareños se personaron para contemplar el espectáculo del profesor, convertido en un león. Después de media hora, el profesor decidió dejar de hacer el león y se fue a su casa".
Yo creo que las alucinaciones y otros delirios forman parte de nuestro mapa genético por los efectos retroactivos del hambre. Que yo sepa no existe ninguna otra profesión que se beneficie de una frase hecha con esa palabra tatuada a sangre y fuego en su significado, visible a través de su significante translúcido:
Pasas más hambre que un maestro de escuela.
Se me ocurre pensar que habría que consultar la Hemeroteca de junio de 1976, y comprobar que "otra noticia" no políticamente correcta había ocurrido y, quizás, tal vez, acaso, era necesario desviar la atención hacia otros lares, y qué mejor que los del cielo interespacial ¿? Cosas tontas que piensa una...
Llevo leyéndote hace tiempo a través del blog de Miguel Cobo, y tu mirada hacia el exterior (incluido el espacio) me parece siempre sutil, acertada, mordaz, inteligente y lúcida, como la que acabo de degustar. Hoy tenía que decírtelo.
Saludos, Emilio.
Muy entretenida reflexión. Los comentarios me han divertido mucho.
Saludos.
Larrea
No hablé antes, víctima de mi Hyde, del ovni que ponías para abrir boca de miércoles, Emilio.
Como ya te he pedido disculpas, empiezo.
Me encanta la ufología, pero no estámos influenciados tanto por la visión americana del asunto, que vemos un ovni en Plasencia y creemos que es otra cosa, pero no un ovni. NO sé si me explico.
Bueno, está muy ocurrente el post. Hoy es mejor que deje ya de molestar y pase la firma a otros.
Saludos a todos, nuevamente.
Volvemos a la normalidad.
No podía postear.
Bueno, lo hice pero ahora se fue.
Rafa
No quería decir postear. Ahora el que falla soy yo.
Tú eres el que posteas y yo el que hago comentarios. Simples, pero míos.
Rafa
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