19.4.10

Desde París con amor: Shoot 'em up again...



Soy un escéptico. No creo que el cine esté siempre al servicio de la belleza ni que esté cimentado en ideas nobles ni que, por supuesto, ilumine, inspire, concite todo eso que los sesudos de las academias recogen limpiamente con la palabra cultura. en este sentido, Desde París con amor no ilumina ni inspira. Ni siquiera de una forma lejana, caprichosa o tangencial se acerca a la cultura de los académicos. La suya, pues un trozo del pastel de la cultura está dentro, es de calle. Cultura pedestre. Entretenimiento sin alambique intelectual. Lo que sí da es un vertiginoso festival de acción casi vacía, consciente de su propia evanescencia, instalada en el cómodo diván de los enfermos que no se esfuerzan en medicarse y se obstinan en sacarle partido a sus achaques. Por eso la cinta no es desdeñable enteramente. Posee brío, gana conforme la trama se va desenredando, eso en el hipotético y feliz caso de que el amable lector consiga vislumbrar alguna trama reseñable. Es un noble producto de consumo al punto de que incluso se permite jugar con la cinefilia del espectador más formado cuando el superagente Charlie Wax - un John Travolta absolutamente memorable - se convierte de nuevo en Vincent Vega al mando de un Royal con queso.
Luc Besson es un francés a la americana cuando siempre ha sido el americano el que se ha afrancesado. Besson explota los clichés que sirve graciosamente Hollywood. Le basta buscarse un secuaz con ingenio (Pierre Morel, Venganza) para no gastarse detrás de las cámaras y, sin embargo, seguir contribuyendo a la nómina de films palomiteros con los que satura desde hace ya casi dos décadas al cine europeo.
De hecho todo se reduce a una espídica travesía por los barrios bajos de París a la caza de un célula terrorista que planea reventar una alta reunión política. A Jack Bauer no le hubiese incomodado echar una mano y cargarse unos cuantos yihadistas. Wax se vale solo. Su valía como héroe de acción agota. En cierto modo, el molde del que sale el tal Wax es el mismo del que nace Jason Bourne, aunque en este conflicto los guionistas se han desembarazado de toda posible indagación psicológica y se han ensañado con el material fungible. Disparos, piruetas, persecuciones a pie, en coche: todo extremadamente bien ensamblado para que el visionado sea convincente y aturda en la medida justa. Nada hay que ofenda en el film: tampoco nada que trascienda. Me parece que estamos entrando en una espiral peligrosa de cine vacuo. Formalmente impecable, pero no miremos dentro. No busquemos. No nos extraviemos en el interior. Ahí todo es vulgar y desangelado de encanto. Ni Travolta, al que admiro en estos papeles de cafre puro, salva el estropicio. Así que hete aquí que este escéptico que últimamente ve menos del cine del que quisiera se encontró a gusto en la butaca. Sin babear, no crean, pero gilipollescamente feliz. Ya está dicho: el cine a veces está en ocasiones al servicio de la mediocridad. Y funciona.

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8 comentarios:

Isabel Huete dijo...

Jajaja, me parece estupendo que a pesar de todo disfrutaras. Forma parte de eso que en otro post confiesaS: que te gusta la buena vida. No podemos, ni debemos, ser sesudos todo el tiempo; hay que dejar espacio a la frivolidad o, dicho de otra manera, al amor y al lujo.
Un beso grandote, amigo Emilio.

Ramón Besonías dijo...

En cierto modo, amigo Emilio, tus palabras suenan a confesión: te gustan las películas "pedestres". Lo que pasa es que a los que nos va el rollo intelectual nos cuesta confesarlo y preferimos adornar el banquete con justificación de postre.

Buen jamón, mal jamón. ¿Importa? Con tal de una buena digestión.

Saludos extremeños y bon appétit.

Anónimo dijo...

Nos estás engañando a todos, Emilio. En el fondo lo que te gusta es Bergman, pero quieres ver con qué disfruta el vulgo, jeje. Rafa.

Ah, yo la vi anoche (piratilla, claro) y me pareció un estupendo, estupendo rato de evasión. ¿pedimos algo MÁS EN EL FONDO?

Rafa

Streetlife serenader dijo...

John Travolta es un payaso que no ha dado una a derechas desde... No es bueno ni siquiera cuando hace papeles bordados como Vincent Vega del que hablas. Es que no me cae bien el hombre. Sabréis perdonarme, travoltianos... Esta no pienso verla, claro. Hoy he visto Alicia de Tim Burton. Bluff bluff bluff...

Emilio Calvo de Mora dijo...

Ningún estímulo es despreciable, Isabel. Ni siquiera éste. Sesudo todo el tiempo, como que no. Debe dar migraña.

Confeso, preso de mí, Ramón, pedestre yo, intelectual de pasillo y borrico en la intimidad, eso debe ser. El caso es que me lo pasé en grande, con sus miramientos, no creas.

En el fondo, lo que pedimos es distraernos de la mejor forma posible y en eso entra cualquier cosa que no nos ofenda en exceso, Rafa. Bergman tiene sus ratos. Gracias a Dios, que para esas cosas existe, no está en todos los ratos.


Streetlife serenader, no puedo coincidir del todo contigo. Soy un travoltiano moderado, pero Vincent Vega es una de mis debilidades cinéfilas.

Alma dijo...

Me permito, teniendo menos conocimiento de cine que vosotros, acercarme a Emilio. Pienso como isabel y creo que el cine es disfrute y entonces no hay que ser sesudo todo el tiempo o a lo mejor ni hay que ser sesudo viendo una película. Bastante da la vida en problemas como para ver cine y pasar un rato malo o tener que darle muchas vueltas a la cabeza, que bastante tiene con lo que tiene. No he visto la peli que citáis, y creo que no va a caer por donde vivo (un pueblucho que tiene un cine a cincuenta kilómetros, y malo encima) pero la pillaré en DVD. Ahí estoy abastecida. Y ya comentaré entonces. Gracias por leer mi comentario.

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...

Qué bien que hayas vuelto a la crítica de pelis. Ese es el blog que yo conocí hace un par de años y el lugar al que iba para ver cosas, incluso para aprender cosas, deleitándome. No dejes de ver cine, no dejes de escribir sobre cine. Algunos te echamos en falta.

Tomás

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