21.11.09

Ondean banderas piratas...

El mundo que estamos construyendo está gobernado por piratas de Somalia, está timoneado por funcionarios corruptos, está sermoneado por clérigos insensatos y se dirige, salvo que el ruido del apocalipsis nos despierte, al abismo de Helm, al agujero negro de los cuentos sin héroes, al silencio perfecto en el que la inteligencia hizo sus últimos alardes de estilo. Los alegres filibusteros de los mares índicos no difieren en exceso de algunos filibusteros de aquí. Ve uno quizá algún rasgo diferenciador en el dominio del lenguaje y en la exuberancia de gestos de unos y de otros. Mientras el corsario de allí se basta con acometer el abordaje por las bravas, a golpe de kalashnikov, el de aquí exhibe un muestrario amplio de registros semánticos. El pirata moderno, el estudiado, es a lo visto aficionado a las letras, culto con apreciaciones, razonablemente ducho en oratoria y de una formidable capacidad para sobrevivir entre gabinetes de crisis, discos duros reventones de querellas y una manada de parias a las puertas de sus despachos, pidiendo pan. Circo ya tienen. En estos tiempos el circo no da la talla de antes. El circo es ahora el mundo entero. Cuentan que hay más imputables en el PSOE que en el PP, pese a la rutina mediática y al Gürtel y a la guerra popular en Madrid.
Abrimos la televisión y asistimos al espectáculo espeluznante de la desdicha humana. Nada hay bueno. Lo malo vende. Lo sabía Shakespeare. Lo saben ahora los raperos de la Gran Suburbia. A la carpa le hemos construido ya tantas trampas que ni los propios montadores pueden evitar caer en ellas. Ahora que ya teníamos el concepto de pirata bien reformulado, ajustado a los deseos de la SGAE, salen estos arribistas del cuerno de África y nos marean el diccionario. La política es una ciencia inexacta. La escribe gente falible. La ejecutan funcionarios temerosos de que los votos vuelen a casa del vecino. Nos hemos envilecido con esto de traer a casa a los pescadores presos. No es que el Gobierno haya caido bajo ni que haya actuado rastreramente. No entro en lo que no alcanzo a entender del todo. Sí que asisto a una función barata de pasables actores. Ni siquiera encandilan con sus puyas, con sus mandobles semánticos. Aburren, aturden, desesperan. Creo que todo se deja manejar por el recorrido informativo. Lo que se lee, lo que se oye y lo que se escribe es lo que existe. Todo lo demás no merece atención alguna.
He leído hoy que lo del rescate de los pescadores españoles ha sido más un reality que un secuestro (David Torres, El Mundo). En realidad todo es reality: todo se desprecinta para ser expuesto. Lo empaquetan en un sótano oscuro, en un sórdido lupanar de informaciones interesadas. Y de ahí al aire, al gozoso aire cómplice de la banda ancha o del prime time televisivo o de la columna en los diarios o de la palabra montada en hertzios. Eso parece. Una obra de teatro. Una del tamaño del mundo. Vamos tirando. Hoy vuelve la Liga. Eso aclara un poco las ideas. O las enturbia del todo.
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8 comentarios:

Isabel Huete dijo...

Creo que el mundo de la política se ha acabado convirtiendo en un matadero de reses en descomposición donde, la que más y la que menos, todas huele a podrido. No importa la carne, sólo el tajo bien dado. Y el papel de los medios sólo sirven para empapar la sargre que chorrea.
Y eso que yo soy menos pesimista que tú...
Lo de los piratas, reales o virtuales, no es otra cosa que la viñeta humorística.
Besos, corazón.

Alex dijo...

Los piratas están en todas partes. Mucho más cerca de lo que imaginamos, como dices. Los somalíes dan miedo por su desesperanza y la poca maniobrabilidad que permiten al ente político. Los de aquí, encorbatados todos, pasan por los noticieros sin hacer más ruido que el zascarrillos quejoso de turno. Así es, y aún así, el abismo de Helm queda, afortunadamente, lejos.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Soy pesimista. Es un estado de ánimo lucrativo piel adentro. El optimismo conviene, pero en ocasiones no hay manera. Te derriban por todos lados, Isabel...

Todo está hecho para ser difundido. Todo es un guión. Todo es ruido. Nada es melodía, my friend.

José Ángel Villa Requena dijo...

Mierda presentable, Emilio. Es un pasteleo infame. El Estado derrotado por unos delincuentes de película de serie B. Los han chuleado y bien chuleado. No tenemos remedio. Miramos a los pobres, conr espeto, pero no ejercemos de adultos, de pueblo civilizado adulto, no sé si me explico. Esto no se lo hacen a otros. En Francia ETA no actúa porque sabe que los franchutes les dan pa'l pelo. Y así. Saludos. Buen blog, bueno de verdad.

Pedrodel dijo...

En 1934 Enrique Santos Discepolo escribía la Letra de “Cambalache”, un tango imperecedero.
Al leerte hoy, estimado compañero y sin embargo amigo, me has recordado la sensación que sentí la primera vez que la escuché.
Ahí te dejo un recuerdo de aquella genial letra:

¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
¡da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón!...

P.D. Tú también eres bueno, joío. Deberías tener alguna columna. Aunque fuera en “La Razón”. jajaja

Emilio Calvo de Mora dijo...

Lo has dicho clarito, José Ángel, nada que objetar. Esto de la corrección política excesiva, en el extremo absoluto, puede ser un problema. Diplomacia, sí, pero con un límite.

Pedro, amigo, buena canción, sí, señor. La cantaba mi primo a la guitarra, recuerdo. Y el mundo va así, a trompicones. Lo de escribir en La Razón, ningún problema, jeje. Bien pagado, claro está. Si hay que elegir, igual tiro pa' otro rincón, pero no soy delicado, no creas. Un abrazo.

Emilio Calvo de Mora dijo...

Lo has dicho clarito, José Ángel, nada que objetar. Esto de la corrección política excesiva, en el extremo absoluto, puede ser un problema. Diplomacia, sí, pero con un límite.

Pedro, amigo, buena canción, sí, señor. La cantaba mi primo a la guitarra, recuerdo. Y el mundo va así, a trompicones. Lo de escribir en La Razón, ningún problema, jeje. Bien pagado, claro está. Si hay que elegir, igual tiro pa' otro rincón, pero no soy delicado, no creas. Un abrazo.

Esquilache dijo...

Muy bueno, Emilio. Me quedo con eso de que los piratas de aquí llevan corbatas y hablan "fino". Esos dan más miedo porque se les ve venir peor o directamente no vemos por donde vienen. Los otros, los de Somalia, los ves y sabes que están desesperados. ¿lo estarán también estos nuestros ?

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