Los tuve a un par de metros durante hora y media. Hicieron rock sin adornos. Rock sin glamour, adictivo, ruidoso, lírico, explosivo, romántico. Chrissie Hynde se movió como un animal enjaulado en su jaula favorita. Ver a esta mujer de cerca y observar cómo se mueve y qué gestos hace es reconocer de golpe, comprimida, la historia del rock del siglo XX. Imagino que en los setenta harían justamente esto: rock de primer orden, limpio rock al que se le ha despojado de cualquier indicio de aristocracia. Esta señora no puede ser una diva del rock. Tal vez se lo tenga prohibido y treinta años después, algunos discos y cientos de conciertos a las espaldas, continúa haciendo su trabajo de la forma más honesta posible. Buenas canciones, honestidad a corazón lleno. Abrieron con Boots of chinese plastic y repasaron himnos absolutos de su carrera y (no demasiadas) algunas piezas de su Break up the concrete, la última entrega de esta estajanovista del rock, que se permite coquetear con el público, entregarle el micrófono a un espectador y decirle que pida lo que quiera. La elegida quiso que tocaran Precious. Y le dijo que lo harían más adelante. Un señor con una pinta de inglés antológica le regaló una flor. El Teatro de la Axerquía, en Córdoba, completo, coreó I'll stand by you y chilló como un adolescente intoxicado de entusiasmo puro cuando interpretaron Don't get me wrong. A mí me encadiló Thumbelina y una versión mastodóntica, volcánica y extensa de Middle of the road. Luego volvimos a casa cruzando el puente, sobre el río Guadalquivir, contando y recontando los momentos espléndidos y comprendiendo que habíamos asistido a una ceremonia admirable. La de los parroquianos en comunión con su pequeña diosa. Alcanzable, cercana, íntima. Ah, casi olvido que mi hija pilló una púa del guitarrista. Un souvenir en su recién abierto álbum de recortes mitómanos.
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6 comentarios:
Envidia sobre todo por ser Córdoba donde los vistes. A mi habiendola visto poco me encanta Córdoba. Pas
é un verano estupendo hace mucho tiempo, pero lo que importa ahora es Pretenders o The Pretenders, que se ve que lo pasastes estupendamente. Yo siento eso, envidia muy pero que muy sana. A disfrutar del verano y ahora a ver a Bruce Springsteen en Sevilla. ¿No?
Sara, fue precioso. Lo fue en Córdoba pero lo hubiera sido en cualquier otro sitio, de verdad. Emocionante. Ver al jefe no entra en mis planes, aunque casi me decido. Saludos.
Yo tb. tengo envidia, Emilio. Nunca vi a Pretenders pero si he visto a The Jam en Londres hace muuuuucho tiempo. Y a mi un grupo me lleva al otro salvando muchas distancias. El tipo Weller también es un superviviente. Hynde es una SUPERVIVIENTE.
Fue un espectáculo íntimo. Nada grandioso al estilo u2 y todo eso. Ver a The Jam en Londres tiene que tener su punto de devoción eterna. El tipo Weller, como dices, es uno de mis favoritos entonces y todavía ahora. Hynde es un alien, un bicho puro y divino.
Leí tu crónico hace un par de días. Debiste pasarlo de maravilla. No sé qué decir salvo que te imagino en éxtasis sentado en tu butaca. Y que gustó conocer detalles sobre la actuacción de The Pretenders en tu ciudad.
Me alegra tanto.
Nada de butaca: a pie de valla, a dos metros mal contados, tal vez menos, de Chrissie Hynde y sus secuaces. Placer óptico total. Dos horas, casi, insisto, de exposición absoluta. El rock en las narices mismas. Así Sara cogió una púa. Emilio Chico también estuvo y coreó lo suyo, lo que supo. Pedagogía del rock, ya sabes. Un abrazo.
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