22.5.09

With a little help from my friends: Un sábado, hace 40 años, Cocker, en Woodstock...







16 de Agosto de 1.969, Sábado: Joe Cocker en Woodstock no se afina la voz ni tiene conciencia alguna de que la espléndida versión del muy todavía reciente éxito de The Beatles With a little help from my friends que va a realizar va a superar en el caché infinito de las versiones a todas las que vengan y, por supuesto, a la impecable toma en estudio de los propios creadores. Luego, como casi todo en este volátil negocio del rock, la garganta de Cocker se aburguesó y ahora, cuarenta años más tarde, el maestro graba discos como el que escribe una columna a diario en un periodiquito de provincias. Se cubre con músicos expertos, recorre el mismo sublime listado de canciones inmortales y emociona cuando acomete You are so beautiful, una de las melodías más bonitas y turbadoras que este cronista de sus vicios ha oído jamás. Los tiempos exigen estos peajes: cuarenta años no son nada y la gema de los Beatles, retomada en el siglo XXI, en conciertos Visa Oro, en pequeños estadios de arquitectura coqueta y sofisticados sistema de luz y de sonido, continúa provocando, erizando al personal la médula más íntima, esté donde esté y la hayan machado lo que cada uno haya consentido. Cocker en los sesenta, en Woodstock, subido de alcohol, empapado de éteres varios, está escalando peldaños hacia el olimpo. En la actualidad le debemos respeto infinito por haber transitado caminos que nos han despejado la gris textura de los días hacia la luz limpia y durable de ese olimpo al que escaló en las últimas salvajes notas de With a little help from my friends, una noche de Sábado, en Woodstock. Yo tenía 3 años.


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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nunca me gustó Joe Cocker, nunca su voz, pero reconozco todo lo que dices. Lo entiendo como entiendo que la historia del rock tiene que incluir a este hombre en su crónica. You are so beautiful es de verdad una cancion estupenda. Me emociona cada vez que la oiga y nadie, Emilio, nadie puede cantarla. Es de Cocker. Suya pa' siempre. Ea, ya está. Lo he escrito y eso que no soy yo muy dada a escribir cositas en los blogs. Entro de puntillas y salgo de puntillas tambien, pero hoy hemos hecho una excepción. Buen día. Elena

Emilio Calvo de Mora dijo...

Tiene su público, lógicamente. A mí me fascinó siempre precisamente eso: la voz, el quebranto en la voz, la fractura, el parecer que no llega y sin embargo llegar y seguir y convertir los defectos en un estio. Elena, gracias por entrar, por supuesto. Entra sin puntillas: entra gritando, sinfónicamente. Buen día también para ti.

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