7.10.16

Volver a casa



Volver a casa con el silencio dentro como una música. Eso tuve anoche. Hay días de una extensión insoportable que se alivian en esa quietud sobrevenida. Luego concilia uno el sueño sin buscarlo y sueña que todo es de espuma. La realidad de espuma. Como pompas de jabón.

3 comentarios:

El Doctor dijo...

Este breve párrafo es lo más épico que he leído en los últimos tiempos, amigo mío. ¡Volver a casa! Creo que los únicos que lo han conseguido son: Ulises de La Odisea y tú. Sí, créeme, de verdad. Desde los tiempos de Homero ¿pertenece aún a nuestra época la epopeya del regreso? Por la mañana, cuando el tunante de Ulises se despertó en la playa de Ítaca, ¿habría podido oír extasiado la música del Gran Regreso si hubieran abatido el viejo olivo y él no hubiera podido recordar nada a su alrededor? Mucho más tarde Montaigne nos dejó para siempre a la intemperie, porque escribió: "Nunca estamos en casa". Ya en el gran siglo XX que es el siglo del imposible regreso Thomas Wolfe lo dijo divinamente en su gran novela de los años veinte El ángel que nos mira. Allí nos decía que nunca regresamos a casa.¿Quién tenía más razón, Barbara Stanwyck en la película Clash by Night cuando dijo: "Hogar es el lugar al que regresas cuando ya no te queda otro sitio a donde ir", o George Sanders en Uncle Harry: "Hogar es el lugar al que vas y te dejan entrar". La última película inacabada del gran Nicholas Ray y de título premonitorio: Nunca volvemos a casa. Y para ir acabando con tantas citas de otros yo añadiré la mía: "Dejas la casa de tus padre y luego, a veces, la casa de tu primer matrimonio, y siempre experimentas la misma pena, la de sentirte, de una vez por todas, huérfano". En fin, que sin quererlo André Breton es el que se lleva el gato al agua: "Tú serás aquel que no tiene domicilio y al que se viene a interrogar sobre un banco."

Lo tuyo es pura épica, amigo. Solo necesitas un párrafo cortito y precioso para dejar zanjado el sueño de los imposibles. Y yo, necesitaré el resto de mi vida para explicar o explicarme qué coño es eso de volver a casa. El regreso, al fin y al cabo.

Un fuerte abrazo, amigo mío.

Anónimo dijo...

Emilio tiene dos virtudes: la natural suya propia de hablar y no parar y empezar en una provincia y terminar en otro país y otra, muy a tener en cuenta, consistente en ser conciso y decir lo justo sin meter una sola palabra de más.
Es lo que hace escribir como el lo hace.
Hace tiempo, mucho tiempo, que no vengo por su página. Mea culpa. No abro el ordenador. No tengo tiempo ni de rascarmne
Felipe

impersonem dijo...

¡Feliz quien alcanza esa quietud y esos sueños!

Saludos

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