La maison en petits cubes, Kunio Kato, 2.008
No sabemos qué va a pasar, pero tampoco sabemos que pasó. Se te cae una pipa al fondo de la memoria y cuando bajas a recuperarla te encuentras contigo mismo. Está también la posibilidad de que uno sea una mitad y al fondo de esa memoria, en el sótano, donde el agua ha invadido los muebles, esté la mitad que falta. Hace tiempo que no veo en doce minutos (ni en cien) una historia de tanta belleza y contada con tanta emoción. O al revés. Que la emoción guía la travesía y se llega a la belleza. Es un regalo de Reyes que no ha pasado por caja. Son los mejores. Busquen el código del youtube y manden el vídeo a sus amigos. Le querrán más. Yo lo encontré aquí, y soy feliz por eso. Ojalá nos regalen belleza siempre.
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6 comentarios:
Yo también descubrí hace ya un año esta belleza serena, psicoanalítica en el fondo (del mar). Retrata con una sensibilidad exquisita un asunto que es complejo y difícil: el rescate de la memoria de quien fuimos y ya no recordamos.
Buen recuerdo traernos en tu casa este vídeo, Emilio.
Qué cosa más bonita Emilio. Una maravilla que me ha dejado embobado como pocas veces desde hace tiempo. Me ha encantado un detalle: él tenía más pipas, muchas pipas, pero él quería SU pipa. Para que después menosprecien las manías de las personas mayores. Sin esa manía no hubiese visto tanto cómo ha visto de sí mismo. Gracias por compartirlo.
Es mágico, Emilio, te lo agradezco de verdad.
Me pareció una maravilla, una cosa sublime, sublime de verdad.
Segura comentó algo muy cierto, que no eligió cualquier pipa. Era esa pipa, la mitad que falta.
Gracias por el regalo también.
Oh. Sin palabras.
Una belleza, Emilio. Agradecido te estoy por hacerme saber de ella. Mágica, ésa es la definición que merece.
Lo he mandado por correo a muchos amigos y lo he colgado aquí por lo hermoso que es. Educa, encima. Hay que educarse en los asuntos del amor. Nos perdemos a veces. Nos convertimos en rutinarios. Hay que buscar la pipa. Está en algún lugar.
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