Anthony Burgess es el Walter White de la literatura. El tumor cerebral que le diagnosticaron le daba un año de vida. Quizá algo más. El hecho de que sus finanzas no fueran muy boyantes le hizo conjurarse a escribir todo cuanto pudiera hasta que la enfermedad le apartase de este mundo. Pretendía que su mujer no pasara penurias y pudiese vivir holgadamente de los derechos de autor provenientes de sus ventas editoriales. En ese año póstumo de su vida Burgess escribió un montón de cuentos (hasta entonces su producción literaria no era ni abundante ni de especial relevancia) y esbozos de lo que luego serían algunos estupendas novelas. Tres años después del colapso, Burgess produjo La naranja mecánica, su obra absoluta y uno de los acontecimientos culturales más notables del siglo XX si consideramos también la interpretación cinematográfica que formuló Stanley Kubrick. Como a Walter White, la enfermedad no llegó a pasarle factura. Resultó ser un error médico, uno de los que no todo el mundo perdona fácilmente. A Walter White, el devastador personaje de Breaking Bad, le fascina el carpe diem latino, se lo cree absolutamente y lo lleva a diario a la práctica. No importan los daños colaterales, no le hace perder el tiempo la observación de la sangre que ha ido derramando ni el dolor que ha causado conforme la trama va avanzando y el carpe diem se va alojando placenteramente en su cerebro, administrándolo todo. De hecho, La naranja mecánica narra un mundo hiperbólico, excedido, convertido en una especie de parque temático donde campa a sus anchas la violencia. Como la obra monumental de Vince Gillian, Breaking Bad, que también exhibe esa musculatura viril, esa construcción sublimada de la violencia, convirtiéndola en un pulmón por el que respirar cuando el mundo desaparece alrededor tuya. Solo hay que mirar bien y descubrir quiénes son los drugos de Walter White, sus compinches en el delito, los partners in crime. Seguro que al señor Burgess le hubiese encantado la serie.
4.2.14
Los drugos de Walter White
Anthony Burgess es el Walter White de la literatura. El tumor cerebral que le diagnosticaron le daba un año de vida. Quizá algo más. El hecho de que sus finanzas no fueran muy boyantes le hizo conjurarse a escribir todo cuanto pudiera hasta que la enfermedad le apartase de este mundo. Pretendía que su mujer no pasara penurias y pudiese vivir holgadamente de los derechos de autor provenientes de sus ventas editoriales. En ese año póstumo de su vida Burgess escribió un montón de cuentos (hasta entonces su producción literaria no era ni abundante ni de especial relevancia) y esbozos de lo que luego serían algunos estupendas novelas. Tres años después del colapso, Burgess produjo La naranja mecánica, su obra absoluta y uno de los acontecimientos culturales más notables del siglo XX si consideramos también la interpretación cinematográfica que formuló Stanley Kubrick. Como a Walter White, la enfermedad no llegó a pasarle factura. Resultó ser un error médico, uno de los que no todo el mundo perdona fácilmente. A Walter White, el devastador personaje de Breaking Bad, le fascina el carpe diem latino, se lo cree absolutamente y lo lleva a diario a la práctica. No importan los daños colaterales, no le hace perder el tiempo la observación de la sangre que ha ido derramando ni el dolor que ha causado conforme la trama va avanzando y el carpe diem se va alojando placenteramente en su cerebro, administrándolo todo. De hecho, La naranja mecánica narra un mundo hiperbólico, excedido, convertido en una especie de parque temático donde campa a sus anchas la violencia. Como la obra monumental de Vince Gillian, Breaking Bad, que también exhibe esa musculatura viril, esa construcción sublimada de la violencia, convirtiéndola en un pulmón por el que respirar cuando el mundo desaparece alrededor tuya. Solo hay que mirar bien y descubrir quiénes son los drugos de Walter White, sus compinches en el delito, los partners in crime. Seguro que al señor Burgess le hubiese encantado la serie.
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Amy
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6 comentarios:
Walterizado también. Lo de Burguess, ni idea, pero tomo nota.
Buen martes.
Rafa
Walterizado, mineralizado y super vitaminado, como super ratón.
Saludos
Drugo tú, filibustero.
El carpe diem es el mejor remedio cuando todas las apuestas están en contra. Desconocía la peripecia de Burgess. Ahora entiendo el motivo del desencanto de "La Naranja Mecánica"...
No sé si esta o no sobrevalorada, pero recientemente solo escucho cosas estupendas de Breaking Bad, y la verdad, creo que es excesivo. Seguramente podrás llevarme la contraria y ponerme en situación, Emilio. Vale la pena como dicen?
No sé si esta o no sobrevalorada, pero recientemente solo escucho cosas estupendas de Breaking Bad, y la verdad, creo que es excesivo. Seguramente podrás llevarme la contraria y ponerme en situación, Emilio. Vale la pena como dicen?
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