No tengo ni idea de dónde conseguirlo, pero sé que me encantaría volver a fumar (es un decir, ya fumo en circunstancias extraordinarias) y encender los cigarrillos con este zippo maravilloso. Hace veinte años tuve uno que encontré en el suelo de un antro oscuro y dulzón en San Fernando, en Cádiz. Lo usé con vehemencia y fumé con un extraño aire de aristocrática tristeza. Luego lo perdí en otro de esos antros, creo. Como un objeto mágico digno de Propp o de los cuentos fundacionales del primer Tolkien, el mechero igual ha vuelto a su dueño y ahora está leyendo este comentario escrito a título casi estrictamente personal. No manejo certezas sobre la utilidad de lo que escribo para un lector. Incluso para el eventual lector cómplice que sepa de qué pie cojeo y hasta qué punto estoy dentro de lo que escribo. Y hoy, buscando una foto del bueno de Frank con la que ilustrar el post anterior a éste, encuentro esto. Me encantaría que alguien sensible y generoso, al que el azar le premiara con la posibilidad de comprarlo, me lo regalara. No tomen nada al pie de la letra. De hecho, no entra en mis cálculos volver a fumar seriamente.
.
.
19 comentarios:
Si algún día desapareciera la costumbre o el vicio de fumar de la cultura humana, lo que permanecería de su estela sobre nuestra memoria sería lo más sublime, lo más hermoso que un acto tan prosaico y perjudicial para la salud puede dejarnos en herencia: el arte. Películas, pinturas, canciones, el eco de cientos de conversaciones bajo una nube de humo entre colegas, el silencio de una calada a la salida del trabajo o en un balcón una fría noche sin planes.
Esta ironía me hace pensar ls belleza que puede crear un hecho tan futil, tan nocivo. Y resulta ser una metáfora apropiada sobre nuestra existencia.
Conforta saber que ningún acto, gesto o palabra, por muy inútil que pueda parecerme, está exenta de belleza y, por tanto, de felicidad.
Yo también tuve uno pero reconozco que me resultaba incómodo eso de tener que cargarlo y el olor que desprendía. Yo sigo fumando pero por prescripción médica tengo que dejarlo... No sé si lo conseguiré porque me gusta tanto... En fin, que lo mío no es abandonar los vicios. Jajaja.
Un beso grande.
Zippote! que diría Cela, qué historias cuentas!!!!!!
Los encendedores Zippo pertenecen a la iconografía del cine más que a la realidad. Nosotros, los que poseemos alguno (y yo nunca fumé) lo hacemos ensimismados por tu tacto, su auro y el olor de la gasolina quemada. Somos dueños transitorios.
Fumar, a pesar del daño, es un actividad social, es un acto creativo, es un extra mobiliario, digamos. Hay cientos de momentos de mi vida en los que hay tabaco y cientos, qué sé yo, miles, en que no lo hubo. Y recuerdo los nicotinados, inexplicablemente. Y eso que fumo ya, como he escrito, en ocasiones, en momentos muy especiales, Ramón.
Los vicios están para caer en ellos, para gobernarlos, para desgobernarlos, para perderse, para encontrarse, Isabel. Hasta el extremo a veces.
Zippote, muy bueno, 1.980.
Perdí y encontré, Álex, ya lo he escrito. Y el otro día, casualidades, ya sabes, pensé en comprar uno para un regalo. Debí hacerlo. Lo haré sin duda.
Nunca tuve uno y bien que quise. Fumé hasta que la salud me dijo: Basta. Ahora echo de menos sobre todo las charlas en un bar, alrededor de un buen café y de un paquete de negro a mano. Me encantaba fumar. Me parece un post estupendo, pero me han entrado unas ganas terribles de hacerlo, de fumar, como un poseso, como hacía antes de que el médico de la familia, que conozco desde la infancia por ser incluso compañeros de pupitre, jeje, me contara que o el tabaco o yo. Dos "sustos" ya hacen que sientes cabeza. De todas maneras, excelente forma de contar las cosas y yo... a lo mío. A verlas venir y a sentarme tranquilito a disfrutar del humo de los demás. Eso, al menos, se me da estupendamente.
Yo por un Zippo volvería a fumar los adoraba, me sentia como en las películas cada vez que lo usaba, ese sonido inconfundible me transportaba a otra dimensión.
Me gusta tu blog
Es fácil y es explicado: como todas las adicciones. Fumar es una. También mata. La literatura del tabaco es más cierta que el propio humo. En todo caso, también yo, al releer hoy el post, al leer los comentarios, he sentido unas ganas enormes de echarme un purito. Ahora fumo eso de vez en cuando. Y feliz de las eventuales oportunidades de echar un poquito de humo. Qué débil soy. Abrazos para todos.
No fumo y odio los ambientes cargados de humo en los bares, a los que sí soy adicto. No me gusta el tono protabaco del texto, pero entiendo que el humo tenga su encanto y sea un ingrediente de las conversaciones alrededor de un café o de un buen whisky. De whisky y de café en los bares sí que entiendo. Lo del humo (insisto) me parece ya asunto a discutir. No puedes molestar por molestar. Bebiendo, salvo excesos, claro está, no se molesta. El humo, incluso en cantidades pequeñas, puede hacerte aborrecer el hecho de entrar enun bar y disfrutar de lo que el bar ofrece.
Eres un rebuscado, amigo. De SInatra al humo en 120 palabras. Me encanta.
Dorian
Fuma sin coartadas, hombre. Frank Sinatra y yo te damos las bendiciones. He dicho.
Dean Martin Reencarnado
Yo fumo porque hay que ser vicioso en algo y ese vicio es de lo menos escandalosos, aunque haya quien en un bar me mire de reojo, oye tú, echa el humo a otro lado, y todo eso. Fumar es un acto social, no soy el primero en decir esto, pero me lo creo del todo. Yo fumo en bares y en la puerta del cine justo ante de entrar y fumo en la terraza de mi piso porque mi mujer no le parece bien el olor en casa, y lo entiendo, no creas. Fumo en bodas y en comuniones, y fumo un montón en bautizos y si tengo que ir, fumo en entierros, Dios nos guarde muchos años. Sé que el tabaco me quita vida como sé que me la puede quitar un coche en la puerta de mi casa, pero no puedo ir midiendo tanto las cosas. Quitarme lo he intentado un montón de veces y vuelvo más ganas. Tengo una colección de zippos que adoro y ese de Frank Sinatra es soberbio. No te lo puedo regalar porque no sé donde esncontrarlo y porque igual vale una pasta y está la economía jodida, jodida. Tan jodida que hoy me he puesto a darle vueltas si cambiar del Chester de siempre a una marca de esas baratas que valen poco más que un euro y que he fumado ocasionalmente y saben a rayos encendidos. rita Hayworh fumaba Chestefield, me ha dicho un amigo que le gusta el cine como a ti veo que te gusta. A mi lo que más me gusta del cine es salir después, dos horas después o más horas, porque Avatar dura la tira, joder, y echarme un cigarrito en el camino al coche, pero como ahora los cines están en centros comerciales gigantes ye l coche está en el subterra´neo número 3 pues ni puedes echar el cigarrito agusto y la señora, en el coche, no me deja. Malos tiempos. Voy a buscar el Z8ippo del Sinatra, uno para ti y otro para mi. Si le encuentro, cuenta con uno. haremos un esfuerzo económico. Uns saludo y enhyorabuena por la página.
¡Qué fue de Bobby Fisher! ¿Se retiró para cargar las pilas? ¿Se le acabaron las palabras? ¿La vida le retiene con su ávida codicia?
Por si acaso, aquí andamos...
Lo decía Sarita Montiel en los tiempos del franquismo puro y duro: "Fumar es un placer... Sensuaaaaaal". Y lo sigue siendo, pese a las prohibiciones y al empeño del Ëstado en gobernar los cursos naturales del alma humana. Se empeñan en vano. Quieren cerrar bares de humo y van a conseguir otra cosa, no sé, otra cosa. Yo fumo por vicio desde que tenía 20 años y ya voy tirando a 50. No pienso renunciar. Hay que tener un vicio y saber sacrificar algo por ejercitarlo. El tabaco es uno mal visto estos tiempos pero a mí me gusta incluso esa beligerancia con los paisanos limpios de humo. Hay muchos. Es la guerra!!!!!!! El Zippo es un mechero excepcional. Ese olor a gasolina, joder. Me parece que voy a salir y buscar uno esta tarde y el primer cigarrillo que me eche pensaré en Frank Sinatra. Temo no poder encontrar el que pides, pero si lo veo... ya nos pondremos en contacto y te lo doy en mano. Jeje. Salvador.
Faltan un par d cañitas
Faltan un par d cañitas
Una de las entradas con más comentarios. Tira el humo, al cabo. Más que el propio Zippo. Que Sinatra. Gracias, amigos, por leer.
Mucho tiempo, más de una semana, sin venir por El espejito y ahora veo que llevas tú también una semanita sin escribir. No me he perdido nada entonces. Ah, no tengo zippo y hace que no fumo. Rafa
Bravo, compañero. Eres un crackkkkkk
Publicar un comentario