27.3.07

El reloj de Julio Cortázar

Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.

Julio Cortázar, Historias de cronopios y de famas

Lápida donde reposan sus restos, en París

El anuncio del coche en donde se oye la voz de Julio Cortázar, con sus argentinismos y sus dificultades fonéticas características, ejerce el efecto contrario del que desea. Lo que dan ganas es de no comprar el auto. Han elegido el texto más hermoso, pero han equivocado al actor que lo recita. No debe ser Cortázar. No su voz. No esa voz suya de rayuela y cronopios rebajada a locutar las excelencias de un coche. Por favor, qué crimen más horrendo han cometido.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

UNA PUTADA. DAN GANAS DE ESO, DE NO COMPRARLO.

EL CRONOPIO NÚMERO ZAPATO

Anónimo dijo...

Pues yo no sabía que era de Cortazar.
De todas formas, siempre me ha dejado un regusto rariro el anuncio del coche.
Nada. coincido con ustedes. Nada de comprarlo.

Comparecencia de la gracia

  Por mero ejercicio inútil tañe el aire el don de la sombra, cincela un eco en el tumulto de la sangre. Crees no dar con qué talar el aire ...