13.3.07

Las leyes del cine

La ley del cine quiere domesticar a las televisiones, que tienen un patronaje comercial y un espíritu empresarial que no tienen que coincidir con la ética del Arte. Lo que la ministra Calvo busca es que todos apenquemos en la reflotación del cine patrio, pero he aquí que los distribuidores y los jerifaltes de las salas ponen trabas y dicen que se plantan, que desobedecen, que no tragan: que sólo van a poner cine español rentable, convertible en plata, avenible al discurso sencillo de los dividendos. Fuera de esa ley, no conocen otra. Les mueve el interés personal por encima del interés cinematográfico. ¿ Objeciones ? Yo, por mi parte, no pongo muchas. Amo el cine. Amo el cine de calidad. Me da lo mismo que sea checo, afgano o de Utah. En España, hay cine bueno y hay cine mediocre y hay cine pésimo. Si no ponemos en cartelera un film austriaco con pocas posbilidades de éxito y de anonimato relevante, ¿ hay alguna razón para programar cine de Aragón o de Galicia o de Canarias por el solo hecho de ser aragonés, gallego o canario ? En fin, son temas muy complicados y aquí, en esta página, llevamos ya un tiempo hablando de cine y no metiéndonos en berenjenales políticos. O quizá no sean políticos del todo y traten, en el fondo, del sentido común. El mío no ve ninguna aberración en que cada hijo de vecino busque, mayormente, el interés pecuniario propio y, luego, de rondón, añadidamente, si puede ser, vamos, dé también beneficio al Arte Nacional de la Cinematografía, que no sé todavía muy bien a qué responde y qué criterios usa para arrogarse títulos tales.

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