7.3.07

Mala leche histórica

A España siempre le ha preocupado más colocar tropas en Flandes o en las selvas del Orinoco que tener el patio despejado de bichos y presentable. Ahora los tiempos son otros, pero no se advierten excesivos cambios.Tenemos también tropas en el extrarradio patrio y el patio evidencia un abandono similar. Diego Alatriste vive en Alcorcón o en Mérida. No gasta bigote alambicado y evita batirse en duelo por cualquier minucia.No está el horno para mandobles.El mercenario Alatriste que fatiga las calles de esta España todavía en ciernes ( y ya son siglos )maneja google con soltura, está al día en bolsa y no está falto en el manejo de un par de idiomas.Todo este apero de aptitudes le vale medrar sin excesos, tener a mano siempre un salvoconducto solvente por si la furibundia del Estado le pone en un apuro y saber que, al final, reconocer que todos los pecados se pagan: que aquí todo se acaba sabiendo.Este Alatriste del siglo XXI, a caballo entre el Poder y su reverso tenebroso, tiene un par de hijos en colegios públicos ( para despistar ) y hasta consta que paga una hipoteca en una Caja de Ahorros de pueblo.Todo es un montaje. Todo es inercia. La culpa la tiene España, que siempre mimó a esta camada de hijos cabroncetes, pero muy completos para montar un best seller.Aquí se vende mucho la mala leche. Mala leche.

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