31.3.07
MAN TO MAN : Darwin para párvulos
Mike Oldfield y la cabra
Paquito el chocolatero, Little Frank the chocolate man, podríamos decir, tocada por Mike Oldfield en Knebworth... ¿ que no ?
28.3.07
Prez said
27.3.07
TIME : Reloj, no marques las horas
Esta historia de celos enfermizos se escribe con materiales ya conocidos. Balzac o Zola ya habían perfilado la angustia del ser humano ante la impotencia de no encontrar el amor del modo en que cree que el amor debería encontrarse. Con todo, Time no es un novelón decimonónico ni un melodrama a lo Sirk: su naturaleza ofrece una más ambigua evidencia, la del tiempo cercando las pasiones, la del tiempo resquebrajando la belleza y varándola en un limbo impreciso de emociones entre lo rutinario y lo cómodo. Y sus protagonistas son seres enlimbados, permítaseme, sujetos de un destino invariablemente canalla que opera al margen de las consideraciones morales o filosóficas de sus afectados.
La mujer que modifica su rostro y sus maneras para volver a engolosinar a su amado no es un canto nuevo: tiene Time rasgos de tragedia griega, abundan los diálogos ( cosa nueva en el director de la hermética Hierro 3 ) y el fluir de los acontecimientos remite a modelos clásicos, planeados bajo patrones ortodoxos, entendibles siempre, sujetos al timón cartesiano de la lógica. Esa novedad, digna de aplauso en un director como Kim Ki-Dak, tampoco ( no crean ) entusiasma. No hay nada aquí que chirríe, aunque tampoco hay bellos arpegios, subidas en la musicalidad ramplona del conjunto. Los simbolismos de antaño han sido ahora reajustados a la disección naturalista de la psicología de unos personajes siempre escorados a los extremos de la balanza. Como esas estatuas del parque que representan el amor y el dolor, los dos puntos más alejados del espectro de las emociones.
El reloj de Julio Cortázar
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.
Julio Cortázar, Historias de cronopios y de famas
Lápida donde reposan sus restos, en París
El anuncio del coche en donde se oye la voz de Julio Cortázar, con sus argentinismos y sus dificultades fonéticas características, ejerce el efecto contrario del que desea. Lo que dan ganas es de no comprar el auto. Han elegido el texto más hermoso, pero han equivocado al actor que lo recita. No debe ser Cortázar. No su voz. No esa voz suya de rayuela y cronopios rebajada a locutar las excelencias de un coche. Por favor, qué crimen más horrendo han cometido.
INVISIBLES : Teorías del amor al prójimo
26.3.07
HANNIBAL, EL ORIGEN DEL MAL : Los corderos, al final, hablaron más de la cuenta.
THE QUEEN : Alienígenas en Balmoral
En otro, el Duque de Edimburgo, ese personaje a caballo entre la ociosidad remunerada y la más exportable flema británica que pueda verse en pantalla o en Carnaby Street, comenta que un ciervo de catorce puntas ha sido visto en Craggy Head después de haber oído el informativo televisivo en el que dan cuenta de la muerte de Lady Di, en París, con su novio.
The queen es un retrato nada hagiográfico: un elegante ejercicio de voyeurismo sentimental que opera desde una muy británica manera de ver la vida y que, en última instancia, examina la condición del ser humano en estos tiempos de moralidades confusas y de adherencias políticas volubles.
No pone el dedo en el amarillismo. Tampoco hace cuartel en la prensa rosa. Se trata de narrar el pulso entre el laborista Blair, recién instalado en el diez de Downing Street, y la reina, que ha visto ya la presencia de diez primeros ministros desde que Churchill se sentara frente a ella para pedirle, en solemne protocolo, los mandos ejecutivos de la patria.
El mérito de Pete Morgan reside en un guión casi inexistente, basado en la mordacidad de unos diálogos siempre entendibles, aunque el espectador casual carezca de la formación política adecuada para entender el odio de la Monarquía a un laboralismo representado por un Blair novato, pero firme en sus determinaciones, siempre atento al protocolo y consciente de que, al final, las cosas se harán según su antojo. Stephen Frears es el conductor de esta opereta palatina moderna y condesciende a abandonar su natural mala leche a la hora de filmar para facturar un producto sobrio, conciso, de una eficacia narrativa sobresaliente.
Son quienes rodean al primer ministro los que más apuñalan la figura de la Reina y es el propio Blair el que, al final, se decanta por apreciar el valor de una figura que representa una Institución milenaria que el pueblo admira y a la que nunca, bajo quizá ninguna circunstancia, va a dar la espalda.
Película de una contención prodigiosa, nada escorada a ninguna frivolidad, es un ejemplo académico de cómo hacer excelente cine con muy frágiles mimbres porque la película no da mucho de sí. Puesto uno a contar de lo que se trata, se concluye la explicación en un escaso minuto.
¿ Qué es todo lo demás ¿
Helen Miren, que no he hablado y no voy a decir nada de hecho porque todo el mundo ha escrito y dicho excelencias y ahora no tengo el verbo fluido por mor de la hora o del cansancio del lunes.
25.3.07
GENESIS : SECONDS OUT ( 1977 )
22.3.07
Blues de la burocracia
THE RIVER KING : El alumno torpe de Agatha Christie
21.3.07
EMPIEZA EL ESPECTÁCULO ( ALL THAT JAZZ ) : El musical oscuro
Los androides sueñan con ovejas eléctricas
20.3.07
Cine de antes
"La fotografía es de un coche-cine del tren El Capillense, construido en la Argentina, en 1951, durante el gobierno de Juan Perón. Nótese el escudo peronista debajo de la pantalla "
La encontré por azar, en esas navegaciones sin propósitos que empiezan en el ciclo de Krebs y terminan con los orígenes del rhythm & blues. En mitad de ese trayecto, un blog argentino y esta foto. El artículo a pie de foto redactado por Liliana Sáez (1) es más que interesante. Disfruten.
(1) Liliana Sáez es Licenciada en Artes, con especialización en Cine, por la Universidad Central de Venezuela; escribe crítica cinematográfica desde 1984. Actualmente edita el blog Kinephilos desde Buenos Aires.
James Dean tiraba piedras
Fue en ese cine te acuerdas en una mañana
Quieres helado de fresao prefieres que te pida ya el café cuéntame como te encuentras aunque se que me responderás muy bien
19.3.07
BOSQUE DE SOMBRAS : Peckinpah cantábrico
PEQUEÑA MISS SUNSHINE :Viva la familia unida
Pequeña Miss Sunshine es una road-movie antológica, alegremente ácida, corrosiva en su forma sencilla de mostrar las enfermedades de una sociedad, la americana, demasiado entregada a satisfacer placeres de forma inmediata y convertirlo todo en fast-food, en producto de consumo rápido, sea una hamburguesa, sea un libro, sea una película.
18.3.07
EL DESVÍO : Serie B mayúscula / Cine negro clásico
Esta road-movie ( el término no estaba todavía explotado ) se grabó en el asombroso espacio de seis días y costó la aún más asombrosa cifra de 20.00o dólares. Hay carreteras perdidas, estampas sombrías de esa América profunda tan cómplice en la iconografía del cine negro, sórdidas habitaciones de motel, mujeres de vivir dudoso y hasta expresionismo alemán traido a los EE.UU por una caterva formidable de directores que vieron en Hollywood un vehículo para agrandar su arte y hacer Historia ( Lang, Sirk, Wilder o este Edgar G. Ulmer, de fama menor ).
No es que el guión sea formidable. No hay un elenco en estado de gracia, como suele decirse. La razón por la que esta película engrosa la nómina de clásicos es su genuina condición de rareza, su habilidad para hacer una gema del cine con mimbres tan frágiles ( el dinero, el plantel anónimo de actores, el guión de serie B ) a la par que otro film de condicionamientos parecidos como So dark the night de Joseph H. Lewis.
Flashbacks, voces en off y una maestría absoluta en el tratamiento del paisaje abrupto hacen de Detour una obra convulsa, abierta a muchas lecturas. La más evidente, su hermosura, su manera de contar una historia ( todo pasa por el tamiz de los ojos de Robert, el protagonista, el pianista que va en busca de su novia y se tropieza, en el camino, con un asesinato que no ha cometido y una mujer fatal, otra, que le chantajea ). Tom Neal, el actor que le da vida, toma en la vida real las riendas de la serie B y del cine negro ya que fue a prisión en 1965 por matar a su tercera mujer.
El mar encabritado
Soledad Gallego-Díaz
Publicado en El País el viernes 16 de Marzo de 2.007
Cada vez que la Orquesta Nacional interpreta a Mozart y lo hace con una
partitura que haya sido publicada hace menos de 70 años, paga derechos de
alquiler por uso colectivo, no a Mozart, por supuesto, sino al editor de esa
partitura. Cada vez que hace una fotocopia de alguna de las partes
instrumentales de esa partitura, digamos los violines o los clarinetes, lo que
hasta un sordo comprende que es imprescindible para que la orquesta funcione,
vuelve a pagar por derechos de reprografía. Cada vez que se publica una nueva
edición crítica de una obra clásica, las orquestas se echan a temblar: algunos
directores quieren trabajar con esas partituras (que quizás han modificado
algunas notas del total de la obra) y eso supone pagar, no por su compra (que
las editoriales no permiten) sino por su alquiler, una y otra vez, cada vez que
la orquesta actúe. Y por supuesto, si el concierto va a ser retransmitido por
radio o por televisión, hay que volver a pagar otra vez, otra cantidad, por uso
público. También hay que pagar si en el programa de mano se les ocurre
reproducir el texto de algunas de las partes cantadas de una obra, si se ha
sacado de un libro publicado, igualmente, hace menos de 70 años.
Hace relativamente poco a un Instituto Cervantes en un lejano
país se le ocurrió digitalizar El Quijote y colgarlo de su página web, con tan
mala fortuna que eligió una edición que tenía menos de 70 años. La reclamación
de derechos fue tal que tuvo que retirar el texto a toda velocidad. Es posible
que la lectura de El Quijote en público con motivo del Día del Libro sea un
delito: depende de la edición que se haya elegido. Habría que investigarlo.
De momento, lo que está claro es que a partir de ahora va a ser delito que
las bibliotecas públicas presten libros gratuitamente, sin pagar un canon a sus
autores. Se suponía que la no existencia de un ánimo de lucro, su papel en la
promoción de la lectura, su función como difusores y conservadores de la obra de
esos autores, justificaba que el préstamo de libros no se sometiera a la
omnipresente Ley de la Propiedad Intelectual. Vana suposición. Se diría que la
ofensiva neoliberal contra todo lo que es público ha alcanzado su propia
caricatura. Como escribió alguien recientemente en uno de los centenares de
blogs que han surgido en contra de esa iniciativa: si todo es privado, reclamo
el uso de mi nombre y me niego a que Hacienda lo escriba en el sobre en que me
manda cartas.
Justo es decir que la culpa de lo que va a ocurrir con las
bibliotecas públicas no es del Ministerio de Cultura, que defendió hasta el
final su negativa a imponer ese gravamen, sino del Tribunal de Justicia de la
Unión Europea, gran defensor de los derechos de autor y de reproducción.
Que
lo haya decidido así el Tribunal europeo sólo quiere decir que existe una
directiva de la Comisión, la 92/100, que impone ese canon. Es ahí, en Bruselas,
donde los ciudadanos de toda Europa deberíamos protestar contra esa mezquina
interpretación de la propiedad intelectual. ¿Acaso los libros de las bibliotecas
no han sido comprados y pagados? ¿Qué es lo que van a perder realmente los
autores? ¿no serán en realidad las sociedades gestoras de los derechos las que
están actuando como codiciosos recaudadores? ¿Empezarán a pedir pronto que los
ciudadanos que tenemos libros en casa paguemos un canon ante la evidencia de que
también los prestamos? ¿Qué les parece aumentar el precio de los libros un euro
para que la Sociedad General de Autores y CEDRO (Centro Español de Derechos
Reprográficos) cobren por adelantado el riesgo de que se vaya a prestar a un
amigo o vecino?
La ministra de Cultura ha dicho que no serán los usuarios
quienes paguen el canon por el préstamo. Está bien. Lo pagarán los presupuestos
de las bibliotecas: ¿será un gran éxito para los autores conseguir que haya
menos dinero para comprar nuevos libros? Al parecer hay muchos escritores que no
quieren que las bibliotecas les paguen por el préstamo de sus libros. Quizás se
pueda elaborar la lista de quienes renuncian a ese derecho y limitar las compras
de las bibliotecas públicas a los autores que se inscriban en ella. Una última
cuestión, ¿se aplica el canon a los libros prestados en bibliotecas de colegios?
Si es así debería crearse inmediatamente otro canon para dar un euro a cada niño
que consiga leer el Viaje a la Alcarria. Qué menos.
Vínculo: Richard Stallman y la apoteosis de la ciencia-ficción en materia intelectual.
Propaganda
Goebbels era un genio de la propaganda. Su particular forma de
hacer política tiene mucho que ver con las teorías de P.
Quentin. He aquí su doctrinario. Trate el amable lector de aplicar
estos principios a la actualidad política, nacional o foránea, da lo mismo.
Ponga nombres. Diga siglas. Busque en esta madeja de preceptos los que más se
adaptan a los principios ideológicos de algunos de los partidos políticos que
nos gobierna. Al hilo de la prensa, advierta también la rabiosa actualidad que
conllevan.
Principio de simplificación y del enemigo único Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversario en un único enemigo.
Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo. Los adversarios han de constituirse en suma individualizada.
Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. "Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan".
Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.
Principio de la vulgarización. "Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar".
Principio de orquestación. "La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentarlas una y otra vez desde diferentes perspectivas, pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas". De aquí viene también la famosa frase: "Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad". Una mentira dicha cien veces es una verdad siempre demostrable.
Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que, cuando el adversario responda, el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones. Cuando la información apabulla, no se puede asimilar. Cuando algo incomoda, hay que fomentar la creación de un punto de atención nuevo para hacer que se olvide pronto el que verdaderamente importa.
Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias. Vuelta al rumor: cuando alguien pretende que una mentira se imponga a la realidad sólo precisa construir un vehículo de transmisión adecuado.
Principio de la silenciación. Acallar las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines.
Principio de la transfusión. Por regla general, la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. Se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas. Cuando no hay novedades explotables, es muy fácil y da muchos réditos acudir a la Guerra Civil o a la Santa Inquisición. La literatura, el cine y hasta las comidillas de bar facilitan este regreso a las catacumbas de la Historia por mor del beneficio de los partidos.
Principio de la unanimidad. Llegar a convencer mucha gente que piensa "como todo el mundo", creando una falsa impresión de unanimidad.
«La propaganda es un intento de influenciar la opinión y la conducta de la sociedad de tal forma que las personas adopten una opinión y una conducta determinadas» Bartlett
Lecturas / lectores
17.3.07
LA CAJA KOVAK: Hitchcock & Bradbury
La caja Kovak es una película trepidante, pausada cuando es preciso, embastada con discretos apuntes cinéfilos y entonada como una sinfonía macabra cuyo final ( en unas muy bien aprovechadas Cuevas del Drach ) merece pasar a la Historia del cine patrio por la sencilla razón de que no estamos, en absoluto, acostumbrados a esa tufillo a final made in Hollywood.
"Es una canción muy especial que se llamaba Gloomy Sunday y que tiene una leyenda increíble. La escribió en 1933 un húngaro, Rezsô Seress, y después se suicidó. En los años siguientes, fue una canción prohibida en las radios de los Estados Unidos y de Gran Bretaña porque decían que era una canción que inducía al suicidio. De hecho, se comprobó que muchas personas suicidadas habían escuchado la canción antes de quitarse la vida. Se trata de una canción efectivamente muy triste, con algo muy especial y misterioso en ella, que es una de las canciones más versioneadas de la historia de la música. He intentando hacer que la película tenga un tono muy parecido a la canción, es decir, oscura, inquietante, pero con un gran romanticismo soterrado".
La gris línea recta
Igual que hay únicamente paisajes de los que advertimos su belleza en una película o ciudades que nos hechizan cuando nos las cuentan otro...
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