Hay discos que te traen recuerdos y recuerdos que te hacen pensar en ciertos discos. Hay discos que valen más que algunos recuerdos como hay recuerdos que no pueden ser musicados, animados por la orquestación imaginaria de ningún disco. Así son las cosas. Las mías, al menos. Llevo unos días con un directo de Van Morrison en la cabeza, en mi Ipod ( qué haría yo sin él ) y la bandeja del cd de mi equipo de música: A night in San Francisco. Guardo nítidamente los momentos bautismales en su primera escucha. El olor de la tarde. Lo que vi en la calle desde la ventana mientras ( adentro ) el león de Belfast bramaba Did Ye Get Healed?. No hay otro disco en directo en la historia del rock que empiece más líricamente. No hay comienzo más prometedor. Así me lo dijo mi amigo Manolo en aquel verano de sudor y evaluaciones, arrumbados en un pasillo de Instituto en Córdoba, abandonados de la gracia del júbilo. Este escribiente consiente que ha oído discos que le han marcado más, pero ninguno ha sido escuchado con más vocación de hallazgo: con la sensación absolutamente irrenunciable de que un milagro se estaba produciendo. Milagro que continúa todavía. Gracias, Maljamo- Raincheck. Hoy te tengo en mis pensamientos ( no temas: no me convertido a la fe como Dylan en uno de sus arrebatos poéticos ) y la culpa la tiene Van The Man. Tú sabes que una cerveza en algún bar de Córdoba escoltará nuestras conversaciones habituales, ya sabes, Bob Dylan, Neil Young, Van Morrison, colegios, viajes, megapixels y quizá ( tan sólo quizá ) la promesa de un viaje a Lucena para que podamos oir Moondance con un buena ración de queso viejo y jamón del bueno. Prometido queda.
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2 comentarios:
Querido hermano en nuestro padre Van, no tengo palabras para agradecer tu deferencia al citarme en tu magnífico y ya casi inabarcable blog.
Yo siempre he pensado lo mismo: que no hay un comienzo de disco mejor que éste en la historia de la música. Y la forma en que va enlazando el final de unas canciones con el comienzo de las otras hace pensar que algo tan bueno no puede ser cierto.
En muchas ocasiones, unas mejores y otras peores, he vuelto a escucharlo, incluso hasta saturarme, y siempre ocurría: el milagro del "healing". Sí señor, la música (al menos ésta)sí que tiene poder curativo.
Y yo que tenía un poco abandonado últimamente al amigo Van... En fin, volveré a San Francisco ahora mismo. Quiero que su música me cure y me enternezca, como una dulce lluvia.
Raincheck.
Tenga cuidado, sr. maljamo, ilustre amigo, con las calles empinadas.
Abrazos
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