Cebrián, Canales, Callejo y Cardeñosa: las 4C, la Zona Cero, La Rosa de Los Vientos, el programa de radio más adictivo de la Radio Española.
Vicios nocturnos, al fin y al cabo. A base de podcasts no me pierdo ninguno: horarios intempestivos, que se dice. Déjense fascinar. El dial cela fantasmas, cátaros, tesoros escondidos, bastardías del Mesías, códigos bíblicos, Atlántidas, Historia contada para escépticos, como decía Juan Eslava Galán, locuras de reyes y héroes cibernéticos, psicofonías, tramas ocultas, cerebros en la sombra, dioses y monstruos, ciencia-ficción... Esta es la radio que a mí me gusta.
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2 comentarios:
Pocas veces me he emocionado, durante mi estancia en la burrosfera, como en esta ocasión. Y es que encontrarse con otro rosaventero es, por infrecuente, un doble placer.
Desde que me dormía escuchando a Pumares, con la radio encajonada entre la cama de mi hermano y la mía, no había me había dejado mecer por otro programa hasta que me topé con el Cebri y sus chicos. Las cuatro C que en realidad son cinco cuando la itinerante figura de Juan Ignacio Cuesta asoma por allí.
Debería crearse una logia compuesta por sus oyentes. Sólo que en lugar de conspirar contra los poderes fácticos se discutiría sobre la conveniencia de re-construir el cronovisor u organizar espediciones en buscar de Nessie, a sabiendas de que no existe.
Ningún programa de ningún medio simboliza mejor el espíritu de aquel poema de Robert Service:
"No es tanto el oro lo que ansío como el hecho de encontrarlo".
Saludos, Emilio.
No conocía el poema. Tampoco el autor. Encaja, no obstante. La Rosa de los Vientos es un remanso de paz y de conocimiento, de júbilo y de redención con el mundo. Desde que adquirió el formato de fin de semana se ha mejorado, incluso. Yo no puedo pasar sin oir mi Zona cero. De una u otra forma cae. Hay veces que los oigo en mi inseparable y adorado Ipod cuando voy a hacer las compras. Escuchar historias de gobiernos secretos y cerebros en la sombra que rigen el mundo mientras pide jamón de york al charcutero es una experiencia delirante. Antes solía escuchar música ( bueno, todavía sigo haciéndolo ). Pero la voz peculiar de estos amos de las ondas supera, en interés, en apasionamiento, a muchos discos que ya me sé de memoria. De hecho es la única radio hablada que oigo salvo ( a veces ) alguna cosa futbolera cuando la ocasión lo merece. O la "nave del misterio" de Iker Jiménez, que me sorprende menos y siempre me deja como insatisfecho. Demasiado artificial. Bueno, amigo en las ondas, tenemos otros asuntos de los que hablar. Por lo que veo.
Saludos cordobeses.
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