30.5.07
Malos tiempos para la lírica
Todos los tiempos son de tránsito: todos acomodan su novicia ubicación en el presente de indicativo con la certeza de que el futuro compondrá un perfil ya más definitivo. La Historia siempre se escribe con más sobria eficacia cuando los acontecimientos narrados han sido sido sustituidos por otros. Algo de todo esto perturba la visión y no es posible elaborar un juicio crítico razonadamente objetivo: al juicio lo contamina la emoción o tal vez su ausencia. Ésta es una de las pandemias del crítico y no hace falta ahora hacer historiografía. LLevado esto al extremo, quizá lo que estaríamos firmando sea el acta de defunción de esta misma página. Si el escribiente no tiene validez como creador, apagamos el cacharro y nos dedicamos a cosas que hacíamos antes y que siempre estamos, en el fondo, haciendo: leer libros de Milan Kundera, escuchar blues, ver cine negro de los años 40. Y ninguna de esas actividades precisan de una semántica. Leemos, escuchamos, vemos: ahí se para la actividad mental, caso de que esos entretenimentos suscite alguna. Luego damos una cabecadita y repensamos lo que hemos escrito: la emoción, o su ausencia, brinda también un excelente instrumento de disección del hecho artístico. Quizá la subjetividad sea más conveniente que el análisis razonado. En este verano haré un año de blog. Ignoro si algo de lo que he hecho ha valido verdaderamente para algo. Confiadamente, creo que al menos ha tenido una cierta utilidad: mi propio equilibrio, mi razón de escribir. La razón de vivir la dejo caer sobre personas. En ocasiones, abro la página y considero que todo es una lamentable pérdida de tiempo. Otras, constato que hay gente que le dedica un poco de su tiempo a lo que uno escribe. Que hay lectores. Hace poco mi chivato cibernético me informó de la existencia, en el mismo minuto, de un lector del Sahara, otro de China y un tercero de Polonia. Ignoro si son emigrantes de mi tierra que buscan trabajo allá donde lo haya, si son turistas accidentales o si simplemente se nutren de las pocas imágenes que cuelgo para acompañar el texto. Hay días en los que razono que no merece la página el tiempo que le estoy entregando. Como el adagio de Rilke: "Todo a lo que me entrego se hace rico y a mí me deja pobre". Lo encontré hace muchos años y lo usé como cita en un librito de poesía que me publicó el Ayuntamiento de Córdoba en el lejano pasado, que es la fecha más propicia para la nostalgia, como decía Borges. El librito se llama como esta página, " El espejo de los sueños" ( Antorcha de Paja, Diputación de Córdoba, 1.985 ). Y todavía hoy hay versos salvables. Dos, tal vez tres. El resto, incontinencia mental traducida en poemas y una edad extraña en la que todo huele a psicodelia y a espasmos, a noches en vela estudiando Pedagogía y a tardes enormes jugando un billar con Pink Floyd de fondo. Escribir es una bendición. Lo era antes cuando lo hacía ametralladamente y llevaba poemas en la chaqueta, en servilletas de bar. Malos tiempos para la lírica.
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5 comentarios:
Evidencia, mi querido amigo, de que el tiempo pasa y nos vamos haciendo viejos....
Un abrazo...
Consciente soy, Emilio, de que ni tengo talento ni sensibilidad para escribir, del mismo modo que soy consciente de que el 70 % de los afortunados que se ganan la vida uniendo letras, tampoco lo tienen. Todo es una jugarreta más del azar. Estar en el lugar indicado en el momento adecuado. Nunca entendí el escribir en un blog como un modo de llamar la atención sobre lo que uno escribe. Sé que nadie o casi nadie pierde el tiempo leyendo lo que vomito en mi blog. Sé que la inmensa mayoría de los mensajes que recibo (cuando recibo alguno) son mera cortesía. Y ciertamente, a dos meses vista de cerrar definitivamente el lugar, me importa un bledo que diría Gable.
Seguramente, al cabo de dos meses, dos semanas o dos días, sentiré la necesidad de lanzar palabras en la burrosfera y volveré a abrir una nueva bitácora. Pero esta vez posiblemente será muda (sin comentarios) y con seguridad será completamente anónima. Por aquello de evitar la feroz hipocresía del yo te la chupo, tú me la chupas. Cada día detesto más la política de corrección.
Escribimos para nosotros mismos, amigo. Así debe ser. Algunos leemos para saber que no estamos solos, que diría C.S. Lewis. Y es la burrosfera el lugar perfecto para ello, pues detrás de cada blog se esconde un historia.
Saludos, Emilio.
Escribir, amigo Alex, es un acto valiente y a veces un poco imbécil porque mientras uno escribe la vida pasa y algo precioso se nos escapa con ella por intentar consignar en la página, en el folio en blanco, impresiones, causas, azares, historias, todo cuanto nos emociona, irrita o conmueve hasta lo más profundo del alma. Pero por otra parte escribir es también una bendición, una cosa épica en estos tiempos de vértigo. Lo que esta cosa del blog a mí particularmente me ha reportado ha sido la posibilidad de que un pequeño cauce desde mi habitación de los libros, como la llamo yo, una mi cabeza con el mundo. Estas líneas son un ejemplo. Eso no era posible antes, cuando Internet era un lugar hermético, críptico a veces, donde encontrabas los resultados del fútbol o las páginas más adecuadas para bajarte la película inencontrable en ningún fondo de catálogo de videoclub. Escribir sobre cine me siga fascinando, pero podría escribir de botánica o de viajes.Y No porque sea experto en una u otra cosa. El caso es escribir. Tampoco en el cine me siento suelto. Tengo amigos que no han entrado en mi página. Yo lo prefiero. Ni siquiera les he dicho que existe. De todas maneras no debe ser complicado dar el cerrojazo al blog. Guardarlo. REcordarlo como un actividad linda mientras existió. Dejarse de subir imágenes y mirar a ver si lo que has escrito ha dejado huella en alguien que se ha esforzado en escribir un comentario. En esta país nuestro doliente y chirigotero al tiempo donde se publica más que se lee no tiene mérito ninguno escribir. Absolutamente ninguno. Aquí da nombradía encamarse con alguien de postín para salir en prime-time en esos programas asquerosos de muslo y garganta profunda. En fin. No divaguemos. Guardamos las energías para un futuro post. Está bien que por lo menos sepamos que tenemos algún lector más o menos devoto que vuelve de vez en cuando a ver qué mojón hemos dejado en el camino,es un decir. Saludos y abrazos.
¿ Y eso de cerrar tu bitácora y abrir otra va en serio ?
Así lo tengo previsto. Aunque todo es susceptible de cambiar, como bien sabes, Emilio.
Saludos.
Yo estoy a punto de abrir mi blog. Espero tenerlo pronto. Así que no me desanimeis, por favor. Eh...
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