Aquel viejo colegio,
los primeros guateques,
el primer cigarrillo
y los castos amores.
Todavía la inocencia
soñando disparates
—rebeldías con regusto
a pan y chocolate—.
Señor, cómo nos mata
el tiempo. Cómo vamos
quedándonos desnudos
y solos, como fríos
esqueletos de otoño.
Pero no te preocupes,
corazón,no me llores.
Si anochece y no hay nadie,
let it be.
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1 comentario:
Todo sin quitar nada estuvo presente en mis años mozos. Colegios y cigarrillos, guateques, la rebeldía, hasta el pan con chocolate. Como soy joven para Beatles teníamos otros discos, pero quizá no había mejor verso para terminar el poema.
Saludos de Perú
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